jueves, 21 de junio de 2018

La bufanda roja de Yves Bonnefoy

Yves Bonnefoy
Aparece al fin en España el testamento literario de Yves Bonnefoy, su autobiografía La bufanda roja (Sexto piso), que permite conocer mejor a un poeta de culto cuyos versos se aprenden en las escuelas francesas. No es raro que en las escuelas públicas de Francia los niños reciten versos insustanciales. Aprenden de memoria la burla de un género literario que tuvo un gran prestigio en su país. Sólo las palabras de Prévert son una isla de inteligencia en las aulas. Las huellas aún recientes de René Char o Henri Michaux se perciben en los jóvenes autores silenciados por los suplementos culturales de los periódicos. La poesía francesa actual sobrevive escondida entre unos pocos iniciados. Sin embargo, existe una excepción que se menciona en los exámenes de bachillerato:Yves Bonnefoy (Tours, 1923-París, 2016), de obra extensa y variada...
Con carácter solitario, sin participar en polémicas, Yves Bonnefoy lidera la poesía francesa de su generación. Piedra escrita, Allá donde cae la flecha, Principio y fin de la nieve o Las tablas curvas son libros que los jóvenes escritores leen para orientarse literariamente. El autor lo observa todo al lado de unos árboles. El enigma de sus textos se compone de elementos mínimos: bruma, piedras secas, rasguños, lana roja, voces en la proa del mundo. Un ejemplo es la tela transparente del poema "El atavío"...
Bien traducido por el poeta mexicano Ernesto Kavi, el libro La bufanda roja es publicado ahora en España por Sexto Piso. La memoria es el ingrediente principal de la obra. Cincuenta y un años transcurren entre la escritura del primer centenar de versos y su desarrollo posterior. Un viejo mueble de madera, fabricado por el abuelo materno del autor, contenía las líneas iniciales del texto. Yves Bonnefoy no cambia ninguna de aquellas palabras; considera que son la creación  de uno de sus habitantes olvidados. Experimenta fascinación y hostilidad cuando se recuerda la visita de un hombre viejo o la silueta de un joven inclinado en el vano de una ventana. Los padres del escritor, Élie y Hélène, ocupan un lugar preeminente en medio de reflexiones artísticas semblanzas y sueños descritos en prosa. 
Francisco Javier Irazoki. El Cultural, 15-6-2018.
  

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