miércoles, 20 de junio de 2018

Beyoncé en el Louvre

Beyoncé y Jay-Z  en el Louvre
Beyoncé y Jay Z se inscriben desde ayer en la historia del arte. En su video para la canción Apeshit, destapado por sorpresa tras un concierto en el Estadio Olímpico de Londres, la pareja más poderosa de la música deambula por las salas del Museo del Louvre, con aire solemne y mirada desafiante, entre algunas de las obras maestras de las colecciones francesas. Entre otras, La Gioconda de Leonardo da Vinci, la Venus de Milo, la Victoria de Samotracia, la Pietà de Rosso Fiorentino, Las bodas de Caná de Veronés, además de distintos clásicos del neoclásico Jacques-Louis David y del romántico Théodore Géricault.
El video, primer avance del álbum conjunto Everything is Love, que firman con el nombre artístico de The Carters, fue acogido ayer con sorpresa mayúscula y viralidad máxima. Los rodajes en el Louvre son habituales desde hace años, pero ninguno hasta la fecha había tenido acceso a galerías y lienzos de la misma envergadura. ¿Cuándo fue rodado este video? ¿Quién lo autorizó y por qué motivo? ¿ A cambio de que cantidad de dinero? "No habrá comentarios por nuestra parte, de momento", respondió ayer un alto cargo del museo. Sin embargo, algunos datos han transcendido. Apeshit habría sido filmado el mes pasado en uno de los únicos momentos en los que se autoriza filmar en el Louvre: durante el cierre semanal de los martes o en horario nocturno. Una de las secuencias del video, donde Jay Z aparece frente a la pirámide de I.M Pei en plena noche, deja intuir que se trató de la segunda opción. El rodaje responde a una privatización creciente del espacio del museo. Desde hace una década, el Louvre ha desarrollado una política para incrementar las grabaciones en las salas, al considerarlo un imán para atraer al visitante...
En Apeshit, Beyoncé y Jay Z inscriben la experiencia negra en la historia del arte y parecen reclamar un lugar para ella en las salas del museo donde las figuras de color no abundan. Las imágenes filmadas en el Louvre van alternadas con secuencias protagonizadas por jóvenes afroamericanos...A ratos, Beyoncé parece fundirse con las modelos de las galerías del Louvre. Irrumpe disfrazada de odalisca envuelta en un estampado de Versace o bailando entre modelos metidas en combinaciones de color carne, como venus calipigias que han cobrado el movimiento. El diálogo entre los lienzos y los protagonistas es constante...Pero es en el último cuadro, solo unos segundos antes del final, en el que no deja lugar a duda sobre su cariz reivindicativo. Se trata de Retrato de una mujer negra, de Marie-Guillemine Benoist, celebración de la abolición del esclavismo en las colonias francesas tras la Revolución de 1789, expuesto en el ala Sully. En un plano fugaz pero no precisamente casual , Beyoncé luce el mismo tocado que esa esclava con el seno desnudo.  
Alex Vicente. París. El País, lunes 18 de junio de 2018

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