Richard Rogers.( AFP) |
Aquella construcción moderna en el corazón de París propició un alud de críticas. Pero, a los pocos meses de su apertura, era ya la principal atracción cultural y turística de la capital francesa. Y sigue siéndolo, junto al Louvre.
Richard Rogers fallecido ayer en Londres a los 88 años, es autor, ya en solitario, de otras obras señeras como el edificio de la aseguradora Lloyd's (1978-86), también de corte industrial, disruptiva, en el corazón de la City, encargada paradójicamente por una de las firmas más tradicionales del "establishment" económico británico. O el Millenium Dome (1996-1999), u edificio singular, de hechuras semiesféricas y peso mínimo, levantado para festejar en Londres el último cambio de siglo. O, en España, la Terminal 4 del aeropuerto de Barajas (1997-2005), en Madrid, una de sus mejores obras. Otros trabajos españoles de Rogers, estos en Barcelona, fueron la remodelación de la plaza de Las Arenas o la torre del hotel Hesperia, junto a L'Hospitalet.
Entre las últimas aportaciones de Rogers se cuenta la torre 3 (2006´2018) del renovado World Trade Center, en la zona cero de Nueva York asolada en el 2001 por los atentados del 11-S.
Rogers era un arquitecto feliz, animoso, involucrado en las instituciones públicas -trabajó para la Greater London Authority, fue consejero del Ayuntamiento de Barcelona...-, un insobornable defensor de la arquitectura contemporánea -todavía se recuerdan sus enconadas polémicas con el Príncipe Carlos, partidario de la arquitectura convencional- y un hombre amante de los colores, como reflejaba su indumentaria, en la que combinaba, sin los reparos previsibles en un octogenario con título (Lord Rogers of Riverside), prendas azules, verdes, amarillas o naranjas...
Llàtzer Moix. La Vanguardia, 19/12/2021
No hay comentarios:
Publicar un comentario