"Cuatro siglos después, su humor sigue iluminando nuestra conciencia, nuestras costumbres y conductas como personas y como ciudadanos. De la risa surge la crítica y, por tanto, la posibilidad de cambio. Molière, como todos los verdaderos clásicos, es siempre contemporáneo porque a través de personajes y escenas inolvidables formula nuestras grandes preguntas", explica a El Cultural Tato, que acaba de estrenar en la Bienal de Sevilla Nocturna y Arquitectura del insomnio.
En la trama de Vive Molière, la diosa Fama decide bajar a la Tierra en busca de un ser humano para casarse. Entonces sus criados leales (Mito, Dato y Chisme) le hablan de Molière y le invitan a París. A partir de ese momento viene Fama en su búsqueda y vamos viendo la obra de Molière, además de su lado más humano. Sus temores, sus dudas, sus frustraciones y, evindetemente, su éxito aún vigente.
Según Yayo Cáceres, nos encontraremos ante un teatro inmersivo en el que el espectador está invitado a imaginar: "A hacer teatro en el sentido más juguetón de la palabra y otorgar la mayor libertada a los actores. Una de mis máximas es "entrar a la sala de ensayo a dirigir y salir dirigido". Hacerle caso al espectáculo una vez que comienza a estar en pie y acompañarlo poniendo por delante lo que el montaje necesita". Para Cáceres, Molière nos recuerda que debemos ser honestos intelectualmente, reírnos de nosotros mismos y de todo lo que incomode: "Proceder bien, ser leales, llevar adelante todo lo que sea virtud. Estaría muy bien pensar que es posible un nuevo humanismo basado en la cultura en medio de este mundo maniqueo que se nos viene encima. Dice Molière por ahí que la hipocresía se ha puesto de moda. Si eso no es actual, no sé lo qué lo es".
J. López Rejas. El Cultural, 25 -11-2022.
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