domingo, 18 de diciembre de 2022

Gallimard, la fábrica de premios Nobel

Antoine Gallimard, actual patrón de la editorial.
Las letras francesas, pese a los cíclicos lamentos sobre un pasado mejor y la nostalgia de las épocas de los Sartre y Camus, de los Proust o de los Balzac y Flaubert, viven una nueva edad de oro. Francia puede exhibir tres premios Nobel en los últimos 15 años. Tiene autores que crean sensación con cada nueva novela como Michel Houellebecq o Emmanuel Carrère. Y es todavía la cuna de modas literarias como la autoficción. No está mal para un país que siempre se mueve entre el orgullo nacional y la sensación de declive inexorable. 

Francia tiene además una institución  única en la cultura contemporánea, una editorial centenaria, independiente y familiar que puede jactarse de haber publicado 43 (o 44, si se cuenta Jean-Paul Sartre, que lo rechazó) premios Nobel desde que Gaston Gallimard la fundó en 1911. El último Annie Ernaux la autora de El lugar o Pura Pasión, premiada por la Academia Sueca "por la valentía y la precisión clínica con la desvela las raíces, los extrañamientos y las trabas colectivas a la memoria personal...

Unos días después de anunciarse el premio a Ernaux, en octubre, Antoine Gallimard -nieto de Gaston- y actual patrón de Gallimard y de Madrigall, el grupo editorial en el que se integra- enumeraba en una vieja sala de la sede editorial, uno a uno, todos los premios Nobel de literatura publicados por su sello. Empezó por Rabrindanath Tagore (1913). Citó a Pirandello, a Faulkner, a Hemingway, a Camus o Pasternak...Y terminó con los más recientes franceses Le Clézio y Modiano (2008 y2014, respectivamente), con el austríaco afincado en Francia Peter Handke (2019) y con Ernaux. 

"No he hecho más que seguir el rastro maravillosamente trazado por mi abuelo y por André Gide y otros", dijo Gallimard (París, 75 años) durante una conversación de una hora y media con periodistas europeos. Cuando se le pidió que precisase cuál era el rastro que su abuelo y Gide, pieza maestra en las primeras décadas de Gallimard y Nobel en 1947, el anfitrión respondió: "No hacen falta mil discursos: la literatura está por encima de todo y está en todo".

La "literatura por encima de todo" significa también , que se sitúa por encima de la política". Es un debate recurrente con autores que han intervenido en el debate público, que han ejercido el papel -muy francés-del intelctual: Céline, Sartre, Handke... Ernaux sigue la tradición sartiana del intelectual de izquierda, se le han reprochado sus posiciones públicas, al justificar por ejemplo la violencia de los chalecos amarillos o apoyar campañas de boicot a Israel. "No publicamos a políticos, publicamos a escritores susceptibles de hacer política. Publicamos a Ernaux, mujer de izquierdas, no porque sea feminista, sino porque es una gran escritora, porque creemos en su literatura".

 Antoine Gallimard, el patrón del sello, se bate contra las ambiciones de concentración editorial en el sector por parte del magnate Vincent Bolloré y el grupo Vivendi, ahora bajo la lupa de las autoridades de la competencia en Bruselas. Pero en el terreno de la literatura más literaria es él quien tiene el patrimonio o casi,

"Ya me gustaría", sonríe el editor. Y se pone serio: "No, no. Mi preocupación es hacer siempre como si la casa empezase de nuevo". Y afirma: "Somos una pequeña editorial. Lo reivindico. Somos hijos de artesanos, vendemos libros". "No somos el Louvre de la edición, me gustaría ser también una joven  galería contemporánea: para mí es importante ser el primero en descubrir  un talento nuevo". Y cita a la escritora venezolana Karina Sainz Borgo. En otro momento de la conversación, lamentará que Javier Marías no hubiese obtenido el Nobel antes de morir.

Marc Bassets. París. El País, domingo 4 de diciembre de 2022.

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