miércoles, 4 de diciembre de 2024

Una española en la élite de Burdeos

La pequeña denominación vitinícola francesa de Pomerol, situada en la orilla derecha  del Dordoña, no goza de la solemnidad  arquitectónica  ni del pedigrí de los châteaux de Médoc , la zona con dominio de cabernet sauvignon que se asoma al estuario de la Gironda, al norte de la ciudad de Burdeos y que cuenta con su propia jerarquía de calidad desde 1855 . Pese a no tener una calificación propia, el paisaje más modesto y campesino de Pomerol rivaliza desde mediados del siglo XX con las grandes marcas de Médoc gracias al carácter envolvente  y sensual de sus tintos apoyados  en la uva merlot. La región es el campo de juego de familias como los Moueix, que controlan, entre otras propiedades, la legendaria Pétrus, o de los Thienpont de origen belga, que se asentaron en la zona en la década de 1920 para labrarse un prestigio  alredeor del Vieux Château Certan.

Hace unas semanas, en un restaurante de Madrid y de la mano de la importadora Primeras Marcas, la enóloga española Diana Berrouet García, explicaba a un grupo de clientes, sumilleros y comunicadores las particularidades del vino del pino, como se traduciría al español Le Pin, en alusión al árbol que domina la propiedad. Y en especial, la singularidad de la grava arcillosa que alimenta su viñedo en la apacible meseta de Pomerol. Le Pin -un fijo en el ranking de los vinos más caros del mundo- nace de una parcela  que Vieux Château Cerdan rechazó en su momento, pero que Jacques Thienpont, uno de sus accionistas y heredero del negocio del comercio de vino de la familia en Bélgica, adquirió a finales de los años setenta. Aunque posteriormente se añadió algo de viñedo, la producción en torno a 4.000 o 6.000 botellas es muy baja  incluso para los estándares  de Pomerol. Los inicios fueron muy modestos, pero en el momento en que se disparó la demanda de un producto escaso los precios subieron como la espuma.

Es prácticamente imposible conseguir en España una botella por debajo de los 3.000 euros, mientras que añadas bien valoradas se acercan a los 6.000. A Diana Berrouet García le gusta decir  que Le Pin es el viñedo más borgoñón de Burdeos. Su trabajo al frente del Domaine Jacques Thienpont no se limita a Le Pin. El grupo incluye L'If (el tejo), propiedad que adquiereron en 2010 en la vecina Sait-Emilion, y L'Hêtre  (el haya), el proyecto más grande, donde según ella misma explica "está todo por hacer".

La mayor dificultad radica en orquestar la sucesión, que es la razón por la que el propietario  creó  el holding Domaines Jacques Thienpont. A sus 78 años, Thienpont  tiene una gran diferencia de edad con sus hijos, de 24 y 25 años, y ha tejido una red familiar confiando a primos y sobrinos la gestión de la viticultura  en cada una de las bodegas.

A Diana Berrout García, la primera persona ajena  al clan que pone el pie en la casa y la primera mujer que interviene  en la toma de decisiones  de una familia  que se ha regido por un estricto heteropatriarcado durante tres generaciones, se le pide una visión global y tansversal, que genere unidad y sobre todo, transparencia. "Hemos necesitado tiempo. Yo para hacerme a ellos  y ellos para hacerse a mí. Me dí tres años, que es lo que llevo trabajando y creo que lo hemos conseguido, no sin dificultad. Burdeos siempre ha sido muy cerrado. El objetivo era que se abrieran  y que la información fluyera", explica la enóloga.

¿Cómo llega una española a desempeñar semejante rol en Burdeos? Diana se crió en Requena en un ambiente de vino que le llevó de forma natural a estudiar Ingeniería Agrícola y a diplomarse en Enología. Burdeos se cruzó en su camino con una fuerza inusitada. La primera sacudida  fue una botella de Château Magdelaine 1976, de Saint-Émilion, propiedada de la familia Moueix."Ese vino despertó todos mis instintos. Su destino cambió cuando consiguió sus prácticas soñadas en Château Magdelaine y conoció a Jean-Claude Berrouet, uno de los énologos más respetados de Burdeos, que se convierte en su mentor y unos años después, tras presentar a Diana a su hijo Jean-François en su suegro. "Jean-Claude es una persona de una generosidad y una humildad increíbles, capaz de transmitir con mucha simplicidad lo que es un gran vino. Comparto plenamente su visión del mundo del vino y su honestidad  frente a lo que la naturaleza nos da", explica...

Amaya Cervera. El País Semanal, sábado 16 de noviembre de 2004.

martes, 3 de diciembre de 2024

El arte pobre que gusta a los ricos

Venus de los trapos de Michelangelo Pistoletto.
en la Bolsa del Comercio de Paris, Colección
Pinault.

El arte povera quedará inscrito en la historia como uno de los episodios más insólitos de arte del siglo XX. El movimiento, integrado por artistas como Michelangelo Pistoletto, Giuseppe Penone, Giovanni Anselmo y Jannis Kounellis, se rebeló contra el sistema de producción y consumo capitalista en un contexto  de rápida industrialización en la Italia de los sesenta, en un país en ruinas que buscaba el norte. Todos ellos utilizaron materiales efímeros y modestos, como cartón, madera, cemento, neones, ropa vieja y hojas  de periódico, y se distanciaron de las normas del mercado del arte a la vez que se separaban de las tendencias dominantes, como el expresionismo abstracto, el arte pop o el minimalismo incipiente.

El resultado fue un conjunto de obras de arte modestas y eclécticas. Lo demuestra la vasta y extraña mezcla de 250 piezas que forman parte de la exposición dedicada al arte povera en la Bolsa de Comercio de París, sede de la fundación del mecenas y millonario François Pinault. Hasta el 20 de enero, este edificio de planta circular, remodelado durante la pandemia por el japonés Tadao Ando, exhibe colchones cubiertos de escarcha, un saco de patatas, una columna dórica con una manguera en su base, una motocicleta con cuernos de ganado en el lugar del manillar y una larga suma de humildes estructuras en foma de iglú, obras de Mario Merz, entre las que paseaba Pinault, saludando  a los forasteros con escuetos "bonjours", en la recta final del montaje de la exposición.

Una instalación de Pistoletto combina una Venus desnuda con un montón de trapos, como si quisiera simbolizar la rica herencia artística del Renacimiento y el despilfarro de la sociedad de consumo. En el exterior, un árbol de piedras  como frutos, una idea del mítico Penone, mientras una escultura de hielo se derrite con el paso de las horas. "Quisimos hacer algo que antes no existia", afrimaba el artista Gliberto Zorio, de 80 años, durante la inauguración, junto a una obra participativa  que usa micrófenos  para replicar las voces de los visitantes con un eco resonante. L exposición relata la historia de un grupo de vanguardia que nunca se percibió a sí mismo como tal. "No fue un movimiento como el surrealismo o el cubismo, no tuvo manifiesto ni líderes. Fue más bien una corriente o una constelación", afirma la comisaria de la exposición, Carolyn Christov-Bakargiev, historiadora del arte conocida por haber orquestado la Documenta de 2012.

La expresión arte povera, o arte pobre, surgió de la mente del crítico Germano Celan, que en 1967 acudió a ver la muestra fundacional del grupo en Génova, seguida de otra en Amalfi unos meses después. "Lo insignificante comienza a existir, se impone", definió Celant al decubrir las obras  de estos provocadores artistas treintañeros. Sus primeras obras, de espíritu sencillo pero provocador, se carcterizaban por el uso de materiales impropios del arte en mayúsculas, aunque sus responsables también utilizaron otros más nobles, como el brone, el marmolllll, el cristal de Murano o incluso el oro. El arte povera es más "una actitud o una intención que un estilo", afirma Christov-Bakargiev. Sus obras, consideradas precursoras  de la instalación artística, buscaban transformar el espacio y alterar el ambiente. "La obra se convierte en una escena teatral donde se refleja la energía de la vida y la realidad", añade la comisaria.

La muestra vincula el movimiento a la altissima povertà (o suprema pobreza) teorizada por San Francisco de Asís, que abogó por una renuncia a lo material y una existencia entregada a lo espíritual y a la comunión con la nnaturaleza. Lo curios es que este homenaje a una corriente austera y contestaria tenga lugar  en la fundación  privada  de Pinault, el tercer hombre más rico de Francia, que cuenta con 150 obras  de arte povera en su colección, de las que ha cedido 50 para la muestra...

Álex Vicente. París. El País, viernes 8 de noviembre de 2024.

lunes, 2 de diciembre de 2024

Olivier Assayas: "Soy un niño de los setenta, así que creo en la utopia"

Olivier Asayas

Al terminar la adaptación al formato seriado de su icónica película Irma  Vep (2022) para HBO  Max, un proceso disfrutable  y en el que dispuso de libertad absoluta, pero también un monstruo de siete horas y media  cuyo rodaje  tuvo que afrontar  con celeridad, al director y guionista Olivier Assayas (París, 1955) le pedía el cuerpo un punto de inflexión. Buscaba un proyecto para reconciliarse con la cadencia más humana de su profesión, una cinta hogareña, recogida, ligera, escrita por mero placer. Decidió entonces rodar una bitácora de su propio confinamiento durante la pandemia. 

Cuando tenía todo encarrilado dos temores le asaltaron. Si, como intuía, iban a estrenarse un aluvión de largometrajes sobre el confinamiento, el suyo iba a ser uno más que nadie necesitaba. Pero lo que es peor, aquel guion le resultaba ahora exhibicionista. Había algo embarazoso en revelarle al mundo su encierro privilegiado en compañía  de su hermano y sus respectivas parejas en una casa familiar en el campo.

Para cuando quiso echar marcha atrás, la producción ya estaba demasiado avanzada. El resultado es una autoficción metarreferencial que se mide con los dibujos que David Hockney bosquejó en su casa de Normandía durante la crisis sanitaria. Llega a los cines este viernes y se titula Tiempo compartido.

P.- ¿Se podría decir que Tiempo compartido es su película más personal?

R.- Todas lo son. De hecho, no creo que fuera capaz de hacer una que no lo fuera. Mi vida es mi inspiración.

P.- No obstante, se trata de la más literal: al arrancar una voz en off describe los terrenos de su infancia, en Montabé in Boullay-lèsTroux; sus protagonistas masculinos son un cineasta y un periodista musical, como también lo son su hermano y usted, y la trama se va punteando de anécdotas de una familia apellidada Assayas.

Sí, fui un par de pasos más allá. Cuando el rodaje se acercaba, visité la casa con el equipo y terminé preguntándome: "¿En qué jardín te estás metiendo?" Sentí que era algo extremadamente íntimo donde iba a lidiar con mis fantasmas. Lo que lo cambió todo fue el elenco. En todas las películas los actores cocrean a los personajes y los convierten en algo diferente. Así que en este caso es mi universo, es mi hermano, pero también son Vincent Macaigne, Nine d'Urso, Micha Lescot y Nora Hamzawi. Cuando se incorporaron, le dieron sentido a lo que estaban haciendo, entendieron lo que quería contar. Ellos salvaron la película. Al principio pensé que iba a ser muy extraño para ellos rodar en mi casa, pero se  apropiaron de ella, jugaron con el espacio y el proceso resultó ser mucho más sencillo  de lo que había imaginado...

Begoña Donat. El Cultural, 22-11-2024.

domingo, 1 de diciembre de 2024

Macron en Notre Dame: "Habéis transformado el carbón en arte"

Macron en su visita a Notre Dame reconstruida. (EFE) 

La catedral desvela por primera vez su interior después de cinco años la reconstrucción tras el incendio que la arrasó en 2019. El sábado que viene se inaugurará oficialmente.

La tarde del 15 de abril de 2019, el presidente de la República se presentó pálido y sobrecogido  ante la gran puerta de Notre Dame devastada. Un incendio accidental, eso dijo la fiscalía, destruyó parte del templo gótico y su emblemática flecha. Los escombros y el agua de las mangueras de los bomberos  formaban ya una amalgama  de restos, una metáfora  nítida del estado de ánimo de los franceses. El jefe del Estado, un superdotado descifrando los momentos que construyen la historia se subió a aquella ola de emoción. "Somos ese pueblo de constructores. Tenemos tanto que reconstruir.  Así que sí, reconstruiremos la catedral de Notre Dame, y más bella aún, pero quiero que esto se realice en cinco años. Podemos". Transcurrido este tiempo, desvelado a la prensa el interior de Notre Dame por primera vez, podría decirse que esa promesa, al menos esa, la ha cumplido. "Habéis transformado el carbón en arte ", lanzó un Macron emocionado  y subido a una tarima  en medio de la nave central del templo a los 2.000 trabajadores  que lo han hecho posible.

La catástrofe de Notre Dame y su proceso de reconstrucción -ha costado 700 millones de euros- se convirtieron en uno de esos extraños momentos de comunión  de un país. Francia había atravesado una tormenta  de descontento  que estalló con el movimiento de los Chalecos Amarillos. El jefe del Estado entendió entonces como entendería luego con los Juegos Olímpicos la catástrofe iba a ser una oportunidad perfecta para unir un país a menudo descosido por las luchas ideológicas y sociales. "Creo muy profundamente  que hay que convertir esta catástrofe  en la ocasión de avanzar todos juntos, reflexionando en lo que hemos sido  y lo que debemos ser". En  este periodo hubo una pandemia, dos grandes guerras  y la salida y entrada de un personaje  como Donald Trump. Prevéngame la próxima vez ", bromeó  a su llegada con el arzobispo de París Macron, acompañado de su esposa, Brigitte, de la alcadesa de París y de la ministra de Cultura, Rachida Dati.

Tras meses de tensiones entre la diócesis de Paris y el Elíseo sobre quién es el propietario del edificio, ambos universos llegaron a un acuerdo este viernes por la mañana. La reconstrucción ha sido total. Y la idea sagrada  del laicismo abrazó el gran monumento católico de Francia. Las llamas habían devastado especialmente el tejado y la estructura de madera de esta obra maestra del arte gótico del siglo XIII, que se encuentra entre los monumentos más visitados de Europa. Macron, cuya promesa  de reconstrucción ha podido ser mantenida gracias a los trabajadores  que han reconstruido sin descanso la catedral, les agradeció una y otra vez su esfuerzo. "A pesar de los ritmos intensos y de las vidas familiares agitadas, no olviden que han compartido juntos la obra más hermosa del siglo, han cumplido esa promesa de reconstruir Notre Dame en cinco años, es un inmenso orgullo para toda la Nación"...

La comitiva atravesó la puerta de Notre Dame  a las 10,40 y pudieron verse las primeras imágenes  oficiales de la reconstrucción (un amplio equipo de televisión retransmitía en directo la visita). El templo está prácticamente listo  para su inauguración el fin de semana que viene. La nave central completamente restaurada, ha recuperado el color blanco de la piedra y la amplitud y luz de las capillas laterales. "Tengo la sensación de estarla redescubriendo", le decía Macron a  al rector de Notre Dame , Patrick Chauvet, antes de subir a la parte superior para ver la reconstrucción del armazón de madera (3.000 piezas) que sostiene el tejado, una enorme obra de carpintería realizada a semejanza de la del siglo XIII, la que había antes del incendio. Justo en medio de ese armazón , sujetada por las piezas de madera , se alza la nueva flecha de la catedral, símbolo último del templo.

Daniel Verdú. El País, 29 de noviembre de 2024.