Aprendió francés y comenzó a trabajar en el vibrante París de los ochenta en el que cualquier mente creativa era bien venida al clan, "con Peter Lindberg, Romeo Gigli, Paolo Roversi..."Suplió la falta de educación formal con curiosidad y fue enlazando producción con estilismo o fotografía. La llegada al diseño fue por casualidad cuando le pidieron ideas para el frasco de la primera fragancia de Stella McCartney. Desde entonces ha colaborado con firmas como Gucci o Yves Saint-Laurent y ahora se atreve a rehacer un clásico del neceser: la botella del superventas La vie est belle de Lancôme que se intensifica con L'Elixir. "No podemos ignorar que este frasco es un tremendo icono de la perfumería. Un diseño en torno a la sonrisa, que supuso una innovación al insertarla en el cristal. Pensé en lo bellas que son las mujeres cuando sonríen, porque desprenden alegría, y quise añadir algo aún más lujoso y contemporáneo. Fortalecer los valores que ya estaban presentes, como hace una joya. Fue como ponerle un traje de corte impecabe. Y creo que eso es parte del lujo, sentir que tienes en las manos algo fuera de lo común.
Patricia Rodríguez. El País.com, noviembre 2024.
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