jueves, 19 de diciembre de 2024

"De la vida mía"

Miquel Barceló.

De la vida mía (Galaxia Gutenberg) es un libro lleno de vida y también lleno de obra: entre sus páginas se encuentran no solo fotos biográficas ("mi madre y yo"), sino también pinturas, garabatos, apuntes y muchos cuadernos de artista, ese lugar donde las ideas se van sedimentando hasta convertirse en arte, o donde ya son arte directamente. Una biografía que es como la vida misma, que no es prosa, sino retazos y explosiones. Es la vida, una parte de la vida, del artista Miquel Barceló (Felanitx, Mallorca, 67 años), que ayer compareció en la Fundación Ortega-Marañón  acompañado de Joan Tarrida, director de Galaxia Gutenberg: "Es un encargo que tiene más de 20 años. Pero hace veinte años no me apetecí nada contar mi vida".

Ahora se ha decidido. En un viaje a Japón comenzó  a ordenar fotos y a escribir en francés: "Me da una impunidad absoluta. En catalán y en castellano, pronto me doy cuenta de que es una mierda. En francés me lo perdono", afirma. Y siguió escribiendo. Le salió un libro de una honestidad brutal, alimentado de las charlas con Colette Fellous, editora para Mercure de France. "Tiene más que ver con una fotonovela que con otra cosa. Bueno, también se parece a un cuadro, porque hay muchas capas de vida, de correcciones", asegura.

El periódico francés Le Monde ha dicho que no se leído nada así de un artista desde Delacroix. Otras biografías de artista también le influyeron, como la De Tapies, que Barceló leyó hace cuarenta años y de la que recordaba el retrato del padre. La madre de Barceló falleció hace unos meses, y las figuras paternas están muy presentes en la obra, como los peces y los perros de su vida. Desde los setenta se implica con los grupos  de defensa del medio ambiente. Vive rodeado de animales y de poetas por eso habla de Paul Verlaine, de Edison Simons, que fue su amigo en París,  y de muchos libros, porque vive rodeado de cuadros y libros: "Como los poetas tienen poco público y venden pocos libros, está bien promocionarlos. Los poetas han cambiado más mi vida que la gente famosa".

Entiende que admiremos a artistas que en su vida personal fueron seres deleznables. Nunca se ha sentido presionado por la cancelación. "Ya tengo suficientes problemas con mi trabajo: los pintores vivimos de la incorrección. Como dicen que la pintura ha muerto, ya puedes hacer lo que quieras", defiende. Ahora trabaja en el encargo de tres tapices de la catedral de Notre Dame, en París. Representará temas del Antiguo Testamento. Aunque Barceló ha viajado mucho, aunque dedique mucho de su libro a sus experiencias en África, en Malí, en el País de los Dogones, aún trabaja a 12 kilómetros de donde empezó a pintar, en Mallorca.

Reivindica el error, porque pintar es equivocarse, porque se pinta lo que se quiere, no lo que se puede. Y también el autorretrato y la autobiografía que presenta. Desde que empezó tendió a pintarse a sí mismo. "Pintarme sucio y confundido con un pincel me parecía pintable. Pintar a una señora desnuda en un sillón me parecía una impostura".

Sergio C. Fanjul. El País, viernes 15 de noviembre de 2024.

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