domingo, 15 de marzo de 2015

De mujeres y de hombres

Con motivo de la celebración del Día de la Mujer hemos visto otro año más las  reivindicaciones, evaluaciones y balances sobre el estado de la cuestión. El avance hacia la igualdad no se detiene. Y aunque los enfoques son distintos hay un cierto consenso a la hora  de concluir que la erradicación o al menos la disminución de la violencia contra las mujeres, la igualdad en los salarios y la conciliación familiar son los objetivos prioritarios a conseguir. Abordar  un tema tan ideologizado, tan sensible a la vez,  me ha costado un tiempo y cierto valor para decidirme a ello. Sé que mi punto de vista no es el considerado políticamente correcto,  pero si la escritura va más allá de un  entretenimiento, si mis textos quieren ser un compromiso conmigo misma y con el mundo en que vivo, entonces, hablemos del asunto. 
Mi primer contacto con el feminismo se produce en mi encuentro con Simone de Beauvoir, una propuesta de lectura  en mis estudios de Filología Francesa en Salamanca de 1967 a 1970. Le deuxième sexe ("On ne naît pas femme, on le devient") y aún más los cuatro libros que conforman sus memorias: Mémoires d'une jeune fille rangée, 1958, La force de l'âge, 1960, La force des choses, 1963, Tout compte fait, 1972, tuvieron un decisivo papel en mi formación tanto como documentos sobre la vida francesa, en particular de la intelectualidad parisina de  los años 30 a los 70 del siglo XX, como un modelo de vida que, sin duda, en primera juventud fue el espejo donde me miraba. Esa imagen de la pareja intelectual comprometida con su tiempo. Y aunque el espejo terminó haciéndose añicos algo, determinante, ha quedado  de mi inicial visión del feminismo: el convencimiento de que la lucha de la mujer por la igualdad es y será una lucha compartida codo con codo con el hombre o no es, ni será.
 Elisabeth Badinter( 1944), catedrática de Filosofía en la Escuela Politécnica de Paris,  que había sido  discípula de Simone de Beauvoir, estudiosa del siglo XVIII, en especial en relación con la historia de las mujeres, expone y defiende en sus libros la idea de un feminismo republicano: igualdad, libertad, fratenidad. Unos veinte años después de la muerte de Beauvoir en 1986, publica La fausse route /Por mal camino, Alianza Editorial, 2004. En una entrevista sobre esta obra,  realizada para L'Express por Jacqueline Remy, publicada en la Biblioweb de sin Dominio, explica su posición en este debate que se condensa en esta declaración de principios: "El hombre no es el enemigo a batir". Argumenta que  desde finales de los ochenta y comienzos de los noventa el feminismo va a la deriva, criticando por tanto  los supuestos logros  del feminismo contemporáneo: "La libertad es lo contrario de la penalización. Igualdad, lo contrario de la paridad. Fraternidad, lo contrario de la división. Es preciso luchar para lograr la igualdad con los hombres, pero, por supuesto, no contra ellos". Tampoco está de acuerdo con el tratamiento de la violencia contra las  mujeres ni con la creencia de que nada ha cambiado, sin tener en cuenta la diferencia entre la situación de las mujeres orientales y las occidentales. Esta es la línea de pensamiento en la que me sitúo en cuanto al feminismo.  
 E. Badinter defiende un feminismo de equidad, liberal, frente al feminismo radical o de Género/Gender o Queer Theory, la corriente americana que ha acabado imponiéndose en Europa, en particular en los países nórdicos, también en Francia y en España. La teoría de Género separa la identidad sexual de la orientación sexual que sería una pura construcción social. "El género es una construcción cultural, por consiguiente  no es ni el resultado casual del sexo ni tan aparentemente fijo como el sexo...... en consecuencia hombre y masculino podrían significar tanto un cuerpo femenino como masculino; mujer y femenino tanto un cuerpo masculino o uno femenino."(Gender trouble: feminism and the subversion of identity 1990Judiht Butler). No mencionaré aquí las consecuencias que esta tesis implica en el discurso social, político y legal.
  Sin embargo creo que lo ocurre en España, a diferencia de Francia, cuando se incorporan nuevas corrientes de pensamiento es que no se hace abiertamente sino de un modo muy sutil, sin debate social, de tal manera que una parte importante de la población acabe asumiendo como propias ideas y propuestas que desconoce. Esta política de hechos consumados, nuestro miedo a ser menos modernos, a ser tachados de fascistas, nuestra ignorancia, nos llevan a aceptar cambios ideológicos de gran calado como los que se introdujeron durante el gobierno de Zapatero  y que fueron celebrados como conquistas por la opinión general, salvo por algún colectivo calificado como ultra conservador.  Fue entonces cuando se introdujo  ese lenguaje perverso que debía figurar en los documentos oficiales relacionados con la familia. Según este proyecto, que fue publicado en todos los periódicos del momento sin que hubiese la más mínima reacción por parte de los ciudadanos, las denominaciones tan hermosas de padre y madre, serían sustituidas por  progenitor A, progenitor B . No puedo asegurar que se haya llevado a cabo ya que no he tenido ocasión de ver ningún impreso oficial a este respecto. No me había vuelto a acordar de lo que un día  nos hizo reír a algunos, reír por no llorar, hasta que hace unos días encuentro en la prensa una noticia que también ha pasado sin pena ni gloria, quiero decir sin ninguna reacción por parte de la ciudadanía.  Una noticia que es un ejemplo de lo quiero denunciar, nuestra pasividad, nuestro laissez faire. Podemos presenta, con la presencia de Pablo Iglesias, el 2 de marzo pasado, en el Palacio de la Prensa de Madrid, su última propuesta: Reorganizar el sistema de cuidados (Bibiana Medialdea, economista, María Pazos, experta fiscal.) Un proyecto para organizar todas las familias españolas según sus criterios. El modelo, según las autoras, es el de los países socialdemócratas, aquí llevado al extremo, otra característica muy española. Proponen una serie de medidas para el cuidado de los ciudadanos de la cuna a la tumba.  Y el lenguaje perverso  de nuevo, ni padre ni madre, ni hijos, progenitor A, progenitor B, criaturas...
Seguiremos con la mujer y el hombre después de las próximas fiestas:  Día del padre, Día de la madre.

 "El hombre es el mejor amigo de la mujer a condición de que tanto uno como otra aprendan a hacerse respetar." (Elizabeth Badinter) 
Carmen Glez Teixeira



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