domingo, 29 de marzo de 2015

Paseando por La Loire y por el Miño

En el año 86 inicié mi andadura en el Asociación de Profesores de Francés de Galicia. Con la llegada de la democracia se produjo un vuelco en la enseñanza de las lenguas extranjeras en España. El inglés ocupó entonces el lugar del francés,
que a principios de los 70 era la lengua extranjera dominante en el sistema educativo. Los profesores de francés tuvimos que reinventarnos para lograr el mantenimiento de la presencia de la lengua y la cultura francesa en la enseñanza secundaria, objetivo logrado hasta hoy;  unos negros nubarrones amenazan ahora en el horizonte. El movimiento asociativo con sus dos ejes, la formación del profesorado y la  acción reinvidicativa ante la administración educativa, fueron decisivos para la permanencia del francés en los programas escolares. En el año 2003, la Asociación inicia un nuevo proyecto formativo: recorrer los caminos de Francia sin abandonar los enfoques de la didáctica. y lo hicimos empezando por Les Pays de la Loire, dadas las relaciones institucionales que existían entonces entre esa Región francesa y la Consellería de Educación de Galicia.
"La Loire es el río más francés de todos los ríos de Francia..."  es la frase que permanece en mi memoria pegada al río y que viene de mis primeras lecturas en francés, todavía en el Colegio de las Carmelitas de Orense. Esta primera apelación sin dueño ya que nunca encontré su autor me llevó a buscar las razones, el por qué de el río mas francés. Es el río más largo de los ríos franceses, 1.012 kms., el único cuya cuenca está situada enteramente en territorio francés, el que, en su curso desde el Macizo Central al Atlántico, configura Francia en dos, la del norte y la del sur, el Midi. La Francia de la langue d'oil, que acabará imponiéndose, y la de la langue d'oc. El  paisaje que genera  será el escenario del poder político en los siglos XV y XVI, del que son testimonio sus Châteaux. Su naturaleza  excepcional, protegida y preservada, hacen que la Loire que sigue siendo navegable, sea el último río salvaje  de Europa. Suficientes razones para que la UNESCO, en el año 200, declarase 280 kms de su recorrido, entre Sully-sur-Loire  y Chalonnes-sur-Loire, Patrimonio Mundial.
 Son muchos los escritores que hablaron de la Loire: Du Bellay, La Fontaine, Mme de Sevigné, Balzac, Victor Hugo, Flaubert, Stendhal, Péguy, Aragon  entre los clásicos. Y han seguido haciéndolo muchos contemporáneos que han visto este río siempre ligado a su infancia, como una madre, que da la vida, que acaricia, que ayuda a descubrir el mundo, (Sylvie Genevoix). Ligado a la infancia y a la luz (Paul Morin, Alain Defossé). Esa luz que el pintor inglésTurner tradujo tan delicademente en sus acuarelas. Esa luz "italiana" para du Bellay. Flaubert diría también más tarde que L'Anjou "huele a Italia". Es además, en Saint Florent-le-Vieil la cuna del gran Julien Gracq (Le Rivage des Syrtes"), donde se mantiene su casa cerrada desde  su muerte en 2007. Muchas de sus obras han sido traducidas y publicadas en España.

Estuve en la Loire en dos ocasiones. Con los alumnos en septiembre del 2000, una semana, alojados en un pequeño château convertido en lugar de acogida para grupos escolares europeos, cerca de Amboise. Fue un proyecto de descubrimiento, durante el día visitando los chàteaux, las pequeñas ciudades, siempre en el entorno del río, todo el paisaje dorado por la luz del verano que se iba, para luego, le soir,  después de la cena, reunirnos con los alumnos, en la gran sala de trabajo, a elaborar  sus cuadernos de viaje. Dos años antes había participado en un intercambio de profesores en Nantes. La Loire Atlantique me cautivó y quise volver,  volver con mis alumnos a ese espacio privilegiado, donde el paisaje, la historia y su gente se dan la mano.

Hace una semana, el sábado 21, volví a uno de mis lugares preferidos, a dos pasos de la desembocadura del Miño, a esa pequeña villa encantadora  de la orilla portuguesa, Vilanova da Cerveira. El día ayudaba, los árboles, ya más al sur, ya más floridos, la feria repleta de curiosos y sobre todo el río, amplio, sereno, casi majestuoso, abriéndose suavemente hacia el mar que le esperaba cerca, en Caminha frente A Guarda. Ante el espejo de sus aguas sentí esa afinidad secreta que nos une, la de un amigo mayor  que me ha visto, me ha observado en el correr de mi vida, siempre ahí, callado, el amigo  que no pide, no reclama pero aguarda. Y me ví, niña, aprendiendo a nadar, a su paso por Orense, bajo la atenta y sonriente mirada de mi padre; muy joven y enamorada, entre riscos y mimosas en Arbo, Melgaço enfrente, el río abajo, con poca agua;  Tui y Valença mirandose de una orilla a la otra, años después, casi siempre con franceses, profesores, alumnos, amigos, rendida, entregada a esa frontera y a su puente  de juguete.

 En el cierre de las Jornadas de la Asociación de Profesores de Francés de Galicia  de 2003, presenté nuestro río a los profesores franceses que habían intervenido con su discurso sobre la Loire, permitiéndome establecer  un paralelismo entre los dos ríos. Hoy, me sigue gustando pensar que el Miño es nuestra Loire, también mimado por artistas, escritores y pintores. Galicia, como Francia se conforma en torno a un río,  un río que la atraviesa de norte a sur, que la divide en dos, la atlántica y la interior. Esta Galicia que ha sido, que es, el escenario de la vida de nosotros, los gallegos. Queridos lectores amigos, venid a vernos, os haremos descubrir un mundo, poco conocido, lleno de encantos y de secretos, nuestro río, el padre Miño.

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