sábado, 21 de marzo de 2015

El libro de la semana

 El lector del tren de las 6,27. Jean-Paul Didierlaurent.Traductor Adolfo G. Ortega. Seix Barral, 2014. La máquina abominable y el amor por las palabras. En la inmensa corriente de libros que pasan a nuestro lado, no pocos previsibles, sobresale de vez en cuando una pieza única, extraña, una pieza que despide un raro fulgor. Si hay suerte, se convertirá en el amor secreto de muchos lectores, y, desde esa aparente invisibilidad, en un auténtico best-seller. Es, sin duda, el caso de El lector del tren de las 6,27, una novela que va a publicarse en veinticinco paises, nada menos, porque se ha convertido en todo un fenómeno editorial en Francia, en todo un acontecimiento. Hay coincidencia general entre la crítica, y, mucho más importante  entre los lectores: estamos ante un texto especial, de esos que poseen luz propia y que brillan en la superficie de la gran masa literaria. Captúrenlo, como se captura un pez de oro. El despliegue de los periódicos franceses en torno a la figura de Jean-Paul Didierlaurent tiene pocos precedentes. Y la estupefacción del autor, un tanto superado por los acontecimientos, tampoco. El argumento gira en torno a un modesto empleado de 28 años, Guibrando Viñol, encargado de supervisar una máquina ciertamente infernal, la Zerstor 500, conocida como La Cosa. Más allá del aire metafórico  del engendro, la máquina simplemente sirve para destruir. Para destruir libros que no han tenido éxito, que no se han podido vender. Ese es un trabajo. Pero Viñol odia destruir lo que más ama. La literatura......
José Miguel Giráldez. El Correo Gallego, jueves 18 de marzo de 2015

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