sábado, 2 de mayo de 2015

24 horas en ....Arlés

Puente de Trinquetaille. Van Gogh
Sus callejuelas estrechas, de vida ajetreada, esconden un impresionante número de monumentos incluidos en la lista de la Unesco del patrimonio mundial. La ciudad de unos 52.000 habitantes se acomoda a orillas del gran Rodáno  sobre un promontorio, ajustada por las antiguas murallas romanas. Arlés es una ciudad de luz, fiesta y canciones (entre el 13 y el 19 de julio se celebra el festival de músicas del mundo Les Suds), llena de restaurantes y tiendas que muestran el saber hacer y la artesanía provenzal. Hay poderosas razonas para visitar esta ciudad del sur de Francia que no defrauda. Van Gogh llegó a Arlés en 1888 y en los 15 meses que residió en la ciudad pintó nada menos que 300 cuadros, algunos de ellos tan famosos como  Nuit etoilée/ Noche estrellada y Terrasse d'un café le soir /Café de noche. Dicen que fue la luz lo que cautivó al pintor, la misma luz que años después sedujo a Picasso; la misma que desde el año 1969 atrae a fotógrafos de todo el mundo a participar cada verano en Les Rencontres de Arlès (rencontres-arles.com), uno de los más importantes festivales dedicados a la fotografía en el mundo (este año del 6 de julio al 20 de septiembre). Empezamos el día curioseando en uno de los hoteles más lujosos de Arlés, el Jules César que el año pasado fue redecorado totalmente por un arlesiano internacional, Christian Lacroix, quie, fiel a su estilo, inundó de color y barroquismo sus salones y dependencias. El hotel está justo al lado de la oficina de turismo (www. arlestourisme.com), donde se puede adquirir un pase (9 euros para adultos) para visitar una selección de monumentos y algunos de sus  museos. Allí nos informan de que la mejor manera de conocer y entender la ciudad es empezando la visita por el Museo Departamental de la Antigua (Antique presqu'île du Cirque Romain) . Así que entramos en el museo para descubrir la vieja Aralate. Mosaicos, un busto de Julio César y una chalana de 31 metros de largo, ambos encontrados en el fondo del río, son sus joyas más preciadas. El barrio Trinquetaille es una delicia para el paseo matutino. La plaza  de Doumerque marca la frontera con el centro histórico, está llena de cafés y terrazas para hacer un alto antes de seguir por la calle Porcelet, flanqueada de tiendas de anticuarios, objetos de buen gusto  y galerías de arte, muchas de ellas con la fotografía como tema principal. De camino a la Plaza de la República donde se encuentra el Ayuntamiento, pasamos por la plaza del Forum  que conserva dos columnas de la construcción romana. Es el  momento del pastís y de los grandes iconos, ya que aquí se halla el celebérrimo café de fachada amarilla inmortalizado por Van Gogh. Muy cerca está la iglesia de Saint-Trophime del siglo XII, con sus maravillosos claustro y pórtico. El sótano del ayuntamiento de Arlés alberga un sorprendente secreto: los Criptopórticos a los que descendemos para apreciar la magnitud de la antigua Aralate a través de estas inmensas galerias que sostenían el foro y que sirvieron de refugio a la resistencia francesa durante la Segunda Guerra Mundial. Arrozales y caballos blancos.....Huellas de Augusto y Constantino.....Dibujos de Picasso....Paisajes ribereños....La Torre de Frank Gehry.....
Anna Borràs. El País. El Viajero. 24-04-15

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