miércoles, 13 de mayo de 2015

Francia evoca a Edith Piaf

Una muestra en París recuerda a la cantante en su centenario. En el centenario de su nacimiento y más de medio siglo después de su desaparición, Édith Piaf reaparece entre los vivos. Lo hace en la gran exposición que le dedica la Biblioteca Nacional de Francia hasta el 23 de agosto, en su faraónica sede de París. La voz firme y temblorosa de la cantante, nacida en la capital francesa en 1915, se propaga estos días por sus salas, donde cientos de fotografías reproducen su rostro de pájaro triste, recorriendo una trayectoria que la llevará de cabarets de mala muerte al Carnegie Hall de Nueva York. A medio recorrido, se distingue su silueta menuda y de hombros encogidos, metida en su vestido favorito de seda negra diseñado en los cincuenta por Jacques Heim, con el que paseó su particular luto existencial por medio planeta. La exposición analiza desde casi todas las perspectivas el recorrido de la artista, a quien evoca como gran icono de la Francia popular. Sin  evitar adentrarse en su ambigua actuación en los años de la ocupación nazi, cuando mostró cierta connivencia con el poder de Vichy."Piaf participó en un viaje a los campos de internamiento en Alemania, apoyando la propaganda del régimen. Pero nunca fue una mujer con con conciencia política, lo que también se le puede reprochar, pero es inadecuado calificarla de colaboracionista. Durante la guerra también escondió a amigos judíos", apunta el comisario Joël Huthwohl, director del departamento de Artes del Espectáculo de la Biblioteca Nacional. Después del conflicto, sería absuelta por el comité de purga política. Pocos años más tarde, el director Sacha Guitry la escogió para encarnar al París sublevado de la Revolución en el film Si Versailles m'était conté...(1954). Piaf encarnaba a la jefa de filas de los sans-culottes, entonando un canto revolucionario subida a la verja de la residencia real. El icono popular queda redimido. No siempre fue la misma. "Antes de la guerra, era una mujer sometida a hombres viriles, soldados, marinos y canallas. Progresivamente, se convirtió en una mujer mucho más liberada, que no tuvo ninguna vergüenza en exponer una vida sentimental intensa, con múltiples amantes a los que nunca escondió, pese a que en el fondo seguiría buscando a un hombre ideal que no terminó de encontrar", agrega el comisario. La muestra la sitúa al borde del advenimiento del feminismo. Cuando falleció en 1963, se había convertido en un modelo prefeminista: una mujer de sexualidad activa y propietaria de su destino profesional. "No fue una mujer del Mayo del 68, pero sí forma parte del eslabón perdido que precedió a ese movimiento", señala Huthwohl. La antológica repasa sus romances con Louis Dupont, Yves Montand, Marcel Cerdan o Théo Sarapo, con quien contrajo matrimonio un año antes de morir, además de detenerse en el mayor de sus amores -ese Dios al que rezaba antes de actuar- y sus supersticiones. La muestra también analiza el contenido de sus letras y la universalidad de sus canciones, que han fascinado a artistas de todo tipo, de Louis Armsmstrong a Serge Gainsbourg, de Étienne Daho a Patricia Kaas y de Uter Lemper a Anna Calvi. Todos ellos han versionado sus temas, desde la llamada canción realista de sus inicios, fundamentada en el costumbrismo parisiense, a los himnos universales sobre la experiencia humana de su etapa final. El semiólogo Roland Barthes  pronunció en 1984  una conferencia sobre la chanson popular y el lugar singular de Piaf. En la Biblioteca se reproducen sus opiniones, junto a los expertos como la musicóloga Catherine Rudent, que analiza "el mecanismo de la laringe" y la vibración de sus cuerdas vocales. ¿Cómo sigue fascinando Piaf? Para el comisario encarna a "la Francia eterna", esa construcción imaginaria que sigue siendo plenamente vigente.

Alex Vicente, París. El País martes 12 de mayo de 2015.

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