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Michel Tournier |
El escritor Michel Tournier falleció en Choisel la periferia sur de París, donde vivía retirado en un antiguo presbiterio desde hacía más de dos décadas. Figura semiolvidada en la literatura contemporánea, Tournier encarnó en un tiempo no muy lejano al gran escritor por antonomasia de las letras de su país. Hasta no hace muchos años, los cursos de francés para extranjeros en la Sorbona empezaban con un dictado de un texto de Marguerite Duras, seguido de otro de Tournier, como un rito de entrada a la gran literatura de la última mitad del siglo. Hombre de mirada fría y lengua punzante, hijo de germanistas y alumno mediocre a lo largo de su estricta educación en instituciones católicas, Tournier estudió Filosofía en la gran universidad parisina antes de dedicarse a la traducción de textos no literarios. Llegó a la novela de forma tardía. No debutó con la ficción hasta 1967, cuando publicó Viernes o los limbos del Pacífico a los 42 años. El éxito fue inmediato. No tardó en revalidarlo con su segunda novela, El Rey de los Alisos, que vendió cuatro millones de ejemplares y ganó en 1970 el Premio Goncourt, del que luego sería jurado hasta 2010. Gran admirador de Flaubert, de Sartre -a quien consideraba "un padre espiritual"- y de la tradición alemana, dedicó gran parte de su trayectoria a reinterpretar grandes mitos masculinos, desde Moisés hasta Robinsón Crusoe y Barba Azul, con un estilo solemne y culto, pero salpicado de ironía grotesca. Su obra fue breve: solo nueve novelas, además de seis antologías de narrativa breve y dos docenas de ensayos. Crecido en la periferia de París, regresó a la capital francesa tras a estudiar en Tübongen. Intimó entonces con el círculo intelectual formado por el filósofo Gilles Deleuze o el músico Pierre Boulez. Y, más tarde, con el fotógrafo Lucien Clergue, con el que creó los Encuentros Fotográficos de Arlés en 1968, primer festival consagrado a esta disciplina artística...
Alex Vicente. París. El País, martes 19 de enero de 2016.
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