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El número 72 de la rue de Belleville |
El espíritu Piaf sobrevuela París. La ciudad vive y respira bajo el sonido -real o imaginario- de un acordeón y es gracias a ella. Su voz le regaló esa cadencia desgarrada y evocadora que forma un todo con París. Siempre. Cualquier día y a todas horas, pero este año que acaba de terminar más que nunca porque la ciudad celebró el centenario de su nacimiento. La excusa perfecta, si es que hacía falta una, para peregrinar a los santos lugares que ella frecuentaba o que determinaron su existencia. Como el bohemio y recoleto barrio de Belleville, que la vio nacer y donde reposan sus restos; su apartamento museo en la rue Crespin du Gast; los barrios de Montmartre y Pigalle, donde probablemente no hay calle o esquina por donde no paseara Piaf o se detuviera a cantar con su acordeón; La Coupole, L'Olympia, L'Odéon y otros míticos escenarios donde actuó... Seguir los pasos de la artista por París es más que visitar los muchos lugares donde hay una placa, una estatua o un museo dedicado a la diosa de la canción. Es recorrerlo con otros ojos, los suyos, los de la enamorada de sus calles y sus gentes, los de la acordeonista que vive de las monedas que recoge de los transeúntes, porque probablemente hay pocos sitios de la ciudad a los que no haya cantado. Su música es una invitación a visitar la capital de Francia y dejarse ganar por una literatura que parece impregnarlo todo. Basta detenerse y levantar la vista al cielo para ver, con Piaf, "los pájaros que viene del mundo entero para hablar entre ellos", o envolvernos en el aire protector de los amantes como canta en Sous le ciel de París. Nadie ha fijado la imagen de la capital francesa en el inconsciente colectivo de varias generaciones como lo ha hecho ella. París como ciudad del amor, ese gran tema siempre presente en su música dramática y desgarrada. Ese París por el que la môme (la niña como se la apodó en sus comienzos) deambula en busca de su amante, como esa chica perdida en la multitud de su canción La Foule. "Soy una sombra de la calle", canta en otra de sus creaciones. En ella nació el 19 de diciembre de 1915 frente al número 72 de la rue de Belleville donde una placa recuerda el momento en que a su madre le sorprendió el parto, cerca de la plaza que hoy lleva su nombre y se adorna con una estatua de la cantante. Hija de un acróbata y de una jornalera de la canción. Edith Giovanna Gassion sobrevivió a una infancia de miseria y de enfermedad entre prostíbulos y circos ambulantes hasta que a los 14 años, decidió buscarse la vida cantando con su acordeón en las calles de Montmartre y en los oscuros cabarés de Pigalle. A los 16 años dió a luz a su única hija, Marcelle, que murió a los dos años de una meningitis....
Pepa Roma. Mujer hoy, 22 de agosto de 2015.
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