El recorrido de 2016, con Pirineos, Ventoux, Alpes y una cronoescalada, parece cortado a la medida de Froome. "Un Tour en trampantojo", lo definió Eusebio Unzue, el director de Nairo Quintana, segundo en 2013 y 2015. O sea, una trampa o una ilusión con que se engaña a alguien haciéndole ver lo que no es. "Parece que no hay montaña y hay muchísima, parece que no hay etapas llanas y las hay también, y las contrarrelojes serán la clave... Será un Tour para el escalador que mejor contrarrelojee. Es un Tour diferente, pero, de entrada , convierte en gran favorito a Froome" Y Contador, que temía una larga contrarreloj limitara sus aspiraciones, pudo sonreír antes de irse de vacaciones....Un trazado que incluye tres etapas en los Pirineos (con una llegada en alto a Arcalis, en Andorra), el Mont Ventoux simbólico el 14 de julio, cuatro etapas en los Alpes, con dos llegadas en alto, y dos contrarrelojes:una de 37 kilómetros tirando a llana en Provenza y otra de 17 kilómetros, más cronoesclada que otra cosa en los Alpes de Alta Saboya, entre Sallanches y Megève, con la cuesta de Domancy, el terrible repecho en el que Bernard Hinault ganó el Mundial de 1980. El Tour de Francia es una metáfora que se alimenta, como todos los acontecimientos arraigados en la memoria, de aquello que el recuerdo fija como verdadero y se niega a cambiarlo para siempre, y de símbolos. Como metáfora de la guerra que es, como todo el deporte, la guerra incruenta, dicen, , la primera etapa del 103 Tour de Francia, el próximo 2 de julio, sábado, acabará con un tremento sprint de violenta velocidad en Utah Beach, un pedazo de arena en el Atlántico conocido desde el gran Desembarco de Normandía de 1944 con el nombre clave que le dio el Ejército de Estados Unidos. Tal escenario bélico despampanante, reforzado por la cercanía de Bayeux, desde donde Guillermo el Normando partió a conquistar la isla de Gran Bretaña, hace innecesario el recurso a los cruentos adoquines o a los diques sacudidos por los vientos que otros años destrozaron al pelotón. Los enemigos que esperan a los ciclistas son ciclísticos sin más: montañas, contrarrelojes y algún llano malicioso, un muro en Cherburgo bajo los paraguas , media montaña en Lioran, cerca de Puy del Averno y en el Jura del Grand Colombier..... El Tour del 16 romperá con una tradición que nunca ha existido, la de cada año deben circunnavegar Francia los corredores en sentido diferente, según las manecillas del reloj un año, con los Alpes antes que los Pirineos, y a la inversa el siguiente. Como en 2015, y como en 60 de los 94 Tours, se volverá a abordar antes la cordillera que une España y Francia, donde se encontrarán con el Tourmalet de siempre, Arcalis y el Envalira, los tres únicos puertos que superan los 2000 metros. De los Alpes desaparecen los grandes gigantes Galibier, Madeleine, Télégraphe o Croix de Fer y entran los pequeños Alpes del norte y de la frontera suiza, en un recorrido circular y detallado alrededor del Mont Blanc, con puertos que no se subían hace décadas, como la Forclaz o que no se habían subido nunca como el ascenso al embalse de Emosson, donde los suizos construyen una central turboeléctrica, o la subida que dicen escalofriante de Bissane. "Aunque lo más bonito del Tour es el conjunto, me quedo con la etapa del Ventoux", dijo Chris Froome....
Carlos Arribas. París, miércoles 21 de octubre de 2015.
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