domingo, 20 de marzo de 2016

La noche de Colonia

 Que  no me reconozoca en la mayoría de las corrientes del feminismo de hoy no quiere decir que la celebración del Día del Mujer el 8 de marzo me deje indiferente. Que no me hayan gustado los mensajes  de las pancartas que abrían la gran manifestación de Madrid: Contra las violencias machistas, empoderamiento feminista o  Siempre contra el machismo  aumenta mi malestar ante el tratamiento  de una de las grandes cuestiones en juego. Como no es fácil ir contra corriente, me consuela tener algún referente en que apoyarme. Les hablé de Elisabeth Badinter, hace un año aproxidamente, con motivo de esta  reciente celebración  y también de la dedicada a las madres. De ella y de su convicción de que solo nos salvaremos si nuestra lucha por la igualdad la planteamos codo a codo con los hombres, no frente a ellos. "El Hombre no es el enemigo a batir" ( La fausse route/ Por mal camino, Alianza editorial 2004). Pensé en ella, me pregunté si desde entonces habría escrito algo nuevo y encontré una entrevista en el País del 18 de agosto pasado, firmada por Alex Vicente, en casa de la filósofa en París. La fecha me hizo sonreír, es el día de mi cumpleaños, ¿cómo no leí ese regalo que el azar juguetón me había enviado?... En la entrevista, titulada "La mujer no arreglará lo que ha hecho mal el hombre", E. Badinter vuelve a prevenirnos sobre la sacralización de la maternidad a la que estamos asistiendo así como sobre "las teorías del care y la ética del cuidado, que defienden un mundo más justo y más humano inspirado en valores supuestamente femeninos ya que son el resultado de un nuevo feminismo diferencialista". No está de acuerdo en que se hable de la mujer como una persona con más aptitud para  dedicarse a los demás, más empática ante el dolor o más generosa que el hombre. Frente a estas posiciones defendidas en alguna ocasión por la Alcaldesa de Madrid, E. Badinter afirma que "el separatismo entre sexos tiene que terminar o la paz entre hombres y mujeres nunca llegará". Muestra así su decepción "la sociedad evoluciona en contra de mis palabras, he perdido todos mis combates", pero sigue en la lucha porque sabe que hay una minoría que la seguimos y que le agradecemos que sea nuestra portavoz. 


Cuando hablamos de la situación de la mujer hay una tendencia a no querer reconocer los avances que se han hecho hacia la igualdad, a negar las evidencias. Uno de los argumentos que se esgrime es que la religión ha sido y sigue siendo su causa. Por supuesto que hay una importante carga de verdad en ello pero insistir en que todas las religiones son iguales en el tratamiento de las mujeres es muy discutible. Pensemos en el Islam  y en lo que representa la mujer en esa civilización.  La noche de Colonia es un ejemplo esclarecedor. Lo que sucedió esa noche ha sido descrito por las víctimas siempre de un modo similar: fueron acorraladas e inmovilizadas por grupos de hasta 150 hombres norteafricanos o árabes  que las agredieron sexualmente y les robaron sus objetos personales. Una vendedora de la estación central de Colonia dijo que nunca había vivido una situación así. Era una jauría humana descontrolada que no se calmó hasta las cuatro de la madrugada. Fernando Savater en su columna de El País, ( 30 -1-2016) comenta que el imán de la mezquita local fue comprensivo con la fechoría: "Iban perfumadas y casi desnudas". No se les puede pedir a los hombres de su parroquia que respeten a las mujeres que no van cubiertas con el velo y encima se perfuman. Para ellos son peores que prostitutas, añade el articulista. En este punto deje ayer el artículo cuando salí para ver Mustang, una película coproducida por Francia, Alemania y Turquía, de la directora turca Deniz Gramze Ergüven. Todavía bajo el impacto de las imágenes no encuentro a día de hoy un testimonio mejor para ilustrar lo que me propongo denunciar en estas líneas, la cruel injusticia en que viven las mujeres musulmanas. Esas cinco hermanas, en un paraíso a orillas del Mar Negro, son una explosión de vida y de belleza obligadas por su familia a prepararse para su destino de esposas. Lo que más he apreciado de esta película es que tratándose de un drama político no hay ningún discurso explícito sobre ello. Es mucho más sutil. Todo lo vemos y los sentimos a través de los ojos de la hermana pequeña, la portadora de esperanza, el símbolo de esas mujeres más jóvenes que harán que las cosas no sean iguales. En una entrevista concedida al Mundo la directora habla de la opresión que siente cuando regresa a Turquía: "Todo lo que tiene que ver con la feminidad se reduce a la sexualidad".

L'OBS del 9 de marzo dedica su espacio Débat a L'Islam et les femmes ya que los sucesos de Colonia relanzaron la idea de que el Islam sería incompatible con la liberación de la mujer. Del conjunto de artículos que conforman el dossier escojo para cerrar el texto de hoy, Le voile est contraire à l'égalité/ El velo es contrario a la igualdad  de la escritora y socióloga, Chahla Chafiq:"Si llevar el velo significa elevarse, por qué no lo llevan los hombres? Ellos deben llevar barba, símbolo y marca de virilidad. La mujer, debe ocultar su piel y su pelo. A fin de cuentas siempre llegamos a lo mismo: el cuerpo de las mujeres como lugar de todas las ostentaciones".....

Nosotras, las mujeres occidentales , la mayoría, ante esta situación, guardamos silencio....

Carmen Glez Teixeira

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