domingo, 27 de noviembre de 2016

Judith Chemla. La superdotada


Judith Chemla dans Une vie, de Stéphane Brizé
Cantante lírica en La Traviata y actriz en Une Vie, de Stéphane Brizé, esta joven de 31 años rompe el escenario y la pantalla. Encuentro con un talento fuera de la norma. No se habla más que de ella. Trabaja mucho en el teatro, en el cine, canta ... Durante mucho tiempo ha sido la reina de papeles de composición, pasando de una vamp a una cría, de una groupie histérica a la adolescente desamparada, noble como Sylvana Mangano, desarmante como Gulietta Masina.:"Hay muchas maneras de hacer este trabajo. Podemos dejarnos llevar construyendo, pero también sentir que vibramos con cosas verdaderas. Hay que reunir las dos...Stéphane Brizé escoge actores cuya naturaleza le habla, y filma lo que es el actor. No busca hacerle construir un personaje. Prefiere su natural. Rechaza la fabricación, el juego. Y yo misma detesto sentir las costuras de lo que hago. Hace 17 años que quería rodar "Une vie", de modo que lleva esta historia en la sangre y no necesita grandes explicaciones: todo ocurre solo...."
Difícil superponer sus papeles, sumar el canto y la comedia sin perturbarse, como ante un fenómeno ilógico (¿cantante que interpreta? ¿actriz que canta? no se sabe muy bien), y más difícil todavía superponer a  esos dos aspectos la mujercita que vemos, frágil,  alta como una pulgada y que debe calzar un 34. Es un prodigio de la transformación, del cambio. Además, el movimiento que va del deslumbramiento a la decadencia , es su destino, en estos momentos. Violeta en Verdi, Jeanne en Une Vie, la película de Brizé sobre una obra de Maupassant, son papeles de mujeres que descienden por una pendiente inexorable. Los golpes de la vida la derrumban, su rostro muestra los estigmas, nadie sabe marchitarse como ella -solo su ojo sigue brillando. En Traviata como en Une Vie  su personaje quiere seguir viviendo, hasta el final: "Interpretar una mujer víctima no me interesa. No es lo que busco...En la película de Brizé , Jeanne conserva una confianza absoluta, una fe quizá idiota y loca". Sabe demostrar el desmoronamiento, la imposible cicatrización interior, y conservar al mismo tiempo el calor de la vida y del deseo. ¡Su rostro es de una tal expresividad!

Stéphane Brizé:"Lo que me fascina de ella es su estado de total disponibilidad. Ningún juicio personal se interpone entre ella y la interpretación. Es inaudito. Está ahí. Toda su persona está ahí. Con todo su pasado, todos sus recovecos. Se puede ir a todas partes con ella, es amplia, ancha. Está siempre en el lugar correcto, como tiene que estar la cámara. Cuando se presentó al casting a penas la conocía. Vino a mostrarme quién es y no lo que sabe hacer .... Se sale del cliché. El talento, a ese nivel, se convierte en un misterio. Asistir a esto, verla hacer, esa libertad, no me lo puedo creer"
Jacques Drillon. L'OBS, del 10 al 16 de noviembre de 2016

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