jueves, 3 de noviembre de 2016

Valle-Inclán. El Cuaderno de Francia

Entre los tesoros inéditos -más de 5.000 documentos entre manuscristos, cuadernos de viaje, esquemas, bocetos, galeradas, ediciones revisadas y anotadas- del archivo Valle-Inclán Alsina, que custodia desde 2008 el Grupo de Investigación/Catédra Valle Inclán  de la Universidad de Santiago de Compostela, se encuentra un cuadernito identificado por Carlos del Valle-Inclán como "la libreta de la Guerra de Francia". Este inédito, que ahora ve la luz como El Cuaderno de Francia, en espléndida edición facsímil de Margarita Santos Faz es el diario escrito por Valle-Inclán durante una visita a los campos de batalla galos durante la Primera Guerra Mundial. Conviene recordar que el conflicto había dividido a los medios artísticos y culturales del continente y que España no había sido una excepción. El autor de Luces de Bohemia tomó partido en esa movilización general de la inteligencia española, y se proclamó aliadófilo (Francisco Camba llegó a escribir que a Valle Inclán "lo que los alemanes han hecho con Bélgica le dolió tanto como si se tratase de sus propias tierras del Caramiñal"). Así que, con afanes propagandísticos, y como premio, el gobierno francés le invitó a visitar el frente de guerra con el compromiso de plasmar su testimonio  en una obra que debía publicarse inicialmente por entregas en "El Imparcial" y después en un libro, La medianoche. Visión estelar de un momento de guerra, editado en 1917. El proyecto era tan ambicioso que estaba previsto su edición simultánea en español, francés, inglés y ruso. Para ello iría tomando notas de todo lo visto y sentido durante el viaje en este Cuaderno, aunque no consta sin embargo, que el autor pensara publicarlo jamás. El 27 de abril de 1916, un Valle Inclán  de "capote, boina y polainas", en  palabras de su  amigo Corpus Barga, emprendía viaje a París con un pasaporte dado en Madrid apenas dos días antes. Desde su llegada se alojó en casa de Jacques Chaumié, cónsul francés en España, amigo, traductor y gran admirador del escritor, que le acompañará todo el viaje y le hará de intérprete. Tras unos días de visitas y homenajes en la capital francesa, el 5 de mayo se desplazan al frente de guerra y comienzan las anotaciones de su diario, un cuadernito vertical, de 9,5  por 14,5 centímetros, de cubiertas negras acharoladas y guardas moradas, en muy buen estado de conservación, a pesar de unas pequeñas manchas de humedad...
Nuria Azancot. El Cultural, 28 de octubre de 2016

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