martes, 12 de diciembre de 2017

Arte mutilado

Los dos fragmentos de El abrazo de P. Picasso
Durante nueve meses, a razón de ocho horas diarias de trabajo, Joan Miró pintó La masía, la casa donde veraneaba su familia en Montroig (Tarragona). Cuando en 1922 la terminaba en París, pidió que le enviaran hierbas que crecían en el campo de esta localidad para inspirarse. Pese a sus esfuerzos, Miró contó que no había ningún marchante que la quisiese. Incluso uno de ellos, Léonce Rosenberg, le propuso cortarla en ocho pedazos para venderla al por menor. Pero Miró prefirió seguir "en la miseria" y convivir con esa obra hasta que la acabó comprando Ernest Hemingway para regalársela a su cuarta esposa, Mary Welsh. Si Miró hubiera seguido el consejo del marchante La masía habría acabado como La pose enchantée  que el belga Réné Magritte pintó en 1927, una obra que se daba por desaparecida hasta que se comprobó que el artista la cortó en cuatro trozos por considerarla "irrelevante a nivel estético"para amortizar el lienzo. Después de encontrar tres fragmentos en obras conservadas  en Nueva York, Estocolmo y Norwich, este mes se ha dado a conocer el cuarto, oculto bajo otra pintura que se conserva en Bruselas...En 2010 pudieron verse juntas dos partes de El abrazo, una obra de 1900 de Pablo Picasso. Eduard Vallès las reunió tras localizar un fragmento alargado de 12 centímetros de ancho firmado por el malagueño que casaba perfectamente con el cuadro que conserva el Museo Picasso de Barcelona. Lo curioso es que las dos obras están firmadas. "La primera firma es la de la franja. La obra fue mutilada con seguridad por el propio artista o con su consentimiento y entonces la volvió a firmar ya que son firmas coetáneas, de 1900 o 1901 como máximo... A Ramón Casas le recortaron A los toros, un cuadro de dos por cuatro metros, realizado en 1886, que fue expuesto en París al año siguiente. La historiadora del arte Beli Artigas ha localizado un grabado de ese año  en la que se reproduce completa. Cuando fue heredada, su nueva dueña la recortó para que pudiese entrar en su piso barcelonés. Para evitar tajar la firma y el año tuvieron que partir por la mitad a una figura de mujer. Otra obra taurina recortada es Episodio de una corrida de toros que pintó Édouard Manet durante sus viajes por España. Cuando la presentó en el Salón de París de 1864 las críticas fueron voraces, por la perspectiva y la técnica utilizada, que tras recuperar la obra la convirtió en dos: El torero muerto que exhibe la National Gallery of Art de Washington, y Corrida de toros, presente en la Frick Collection de Nueva York...
José Ángel Montañés. Barcelona. El País, lunes 27 de noviembre de 2017

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