sábado, 2 de diciembre de 2017

Lieja arriba

Características casas de Lieja
No tiene el señorío de Amberes, la presencia de Bruselas o el encanto de Brujas, pero con su humilde orgullo valón, su carácter tenaz y resistente y su esforzada voluntad de agradar Lieja también merece su oportunidad. Entre sus méritos figuran ser cuna de Georges Simenon, haber sobrevivido a un feroz incendio y aún peor, a una feroz reconversión industrial, o elaborar, dicen, los mejores gofres del mundo. La quinta ciudad de Bélgica (200.000 habitantes) se erige a ambas orillas del río Mosa, a 100 kilómetros de la capital, 29 de la frontera holandesa y 60 de la alemana. Y como casi siempre la mejor forma de descubrirla es andándola. O tal vez habría que decir subiéndola. La principal atracción turística son los 374 peldaños de las escaleras que ascienden a la Ciudadela. Cada primer sábado de octubre las iluminan 20.000 velas, un espectáculo, pero cualquier día del año vale la pena subirlas para disfrutar de excelentes panorámicas. Muchos turistas asiáticos en tránsito hacia Bruselas, Amsterdam o París -el aeropuerto de la ciudad ha tenido vuelos directos con China- aprovechan el paso por Lieja para subir a la Ciudadela, fotografiar los tejados y seguir ruta.
 Tremendo error. Limitarse a la Ciudadela es obviar los impasses en torno a la Rue Hors-Château. En estos estrechos pasadizos entre edificios la ciudad enmudece y afloran sorpresas como la Cour Saint-Antoine, una especie de patio en el que el arquitecto Charles Vandenhove volcó sus ideas de orden, clasicismo y habitabilidad en la reforma de unas viviendas de los siglos XVII y XVIII. No hay gran cosa que hacer allí, ni siquiera un banco para sentarse y, sin embargo, transmite tal  paz que uno se tiraría horas allí...No muy lejos se halla la Colegiata de San Bartolomé, del siglo XI, la construcción hoy más antigua de Lieja, única que sobrevivió al incendio que en las guerras del siglo XV arrasó el municipio. Se suele citar el Palacio de los Príncipes -Obispos, del siglo XVI, como el más importante edificio histórico, pero la colegiata con su fachada de piedra blanca y roja, impone. Su pila bautismal, esculpida en bronce, se tiene entre las siete maravillas del arte belga, al nivel del Políptico del Cordero Místico, de Van Eyck, en Gante, o El descendimiento, de Rubens en Amberes.
Frente a tanto recogimiento y silencio, el bullicio se hace sentir en la Place du Marché y sus cafés... Si es domingo agrada pasear por el Marché de la Batte, tres kilómetros a lo largo de la orilla izquierda del Mosa con puestos de alimentación y una mezcla de todo, señalado como el mercado más largo de Europa...El propio río es otra de las seducciones de Lieja. Navegarlo en algunos de los mini cruceros que lo recorren sirve para llegar hasta el parque de la Boverie. En él está el Museo de Bellas Artes: Ingres, Gauguin, Magritte.
La estación de tren es el edificio contemporáneo, obra de Santiago Calatrava, resulta inconfundible: la enormidad, las curvas, el hormigón y acero blancos, las 11.000 ventanas de cristal, aspira a convertirse en el polo de la Lieja más moderna...
Víctor Rodríguez. El Mundo. Viajes, 28 de noviembre de 2017

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