martes, 19 de diciembre de 2017

La silla del Presidente

Sofá de Ligne Roset
Cuando en 1969 Georges Pompidou ganó las elecciones presidenciales en Francia decidió darle un toque de modernidad al Palacio del Elíseo en París. Encargó al joven diseñador Pierre Paulin que cambiara de arriba abajo la decoración del comedor y de dos salones de los apartamentos privados del presidente. Paulin se inspiró en la forma de una calabaza para crear unos sofás redondos que se acomodaran al cuerpo de quien se sienta en ellos. En 1974 Valéry Giscard d'Estaing, el sucesor de Pompidou, se quedó tan horrorizado con los muebles de Paulin que ordenó inmediatamente deshacerse de semejante engendro. Sin embargo, la cosa no quedó ahí. En 2008 la marca francesa de muebles de alta gama Ligne Roset lanzó u reedición de sus famosos sofás calabaza, bautizados Pumpkin. Una revancha para Pompidou, que siempre quiso que el mobiliario que encargó para el Elíseo fuera fabricado en serie y accesible para todo el mundo. Los Pumpkin encajan a la perfección con el ADN de la marca: mobiliario contemporáneo, formas originales y colorido luminoso. "Nuestro estilo es como una macedonia de frutas en la que se mezclan varios ingredientes", dice Michel Rosset (Lyon, 4 de febrero de 1949), director creativo de la marca. "En este caso, diseño progresista, investigación en nuevos materiales y calidad técnica y conceptual." La empresa ha colaborado con creadores tan conocidos como los hermanos Ronan y Erwan Bouroullec, Inga Sempé, Philippe Nigro y Didier Gomez. Con puntos de venta en más de 50 países, Ligne Roset es uno de los referentes internacionales del  mobiliario de vanguardia. Sus creaciones se encuentran en hoteles y restaurantes del mundo entero y han sido presentados en museos como el Centro Pompidou y el Museo de Artes Decorativas, ambos en París. Peo Ligne Roset no siempre se dedicó al mobiliario. La historia empezó en 1860 cuando Antoine Roset, bisabuelo de los actuales dirigentes, dejó su trabajo de camarero en un café en la región de  Haute  para montar una pequeña fábrica de palos de madera para sombrillas. El negocio fue viento en popa hasta que a finales del siglo XIX las mujeres dejaron de llevar sombrilla para protegerse del sol. Roset se reconvirtió entonces en la fabricación de patas y respaldos para sillas de madera. Como era espabilado, aprendió a hacer él mismo sillas enteras, y luego sofás, camas, mesas y estanterías...
www. ligne roset.com

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