lunes, 6 de abril de 2020

Eso pasó (Aute y el cine)

Y los sueños cine son...
El penúltimo verso de una de las más conocidas canciones de Aute dice eso, solamente eso: "Eso pasó. El verso está ahí como de paso. Acaba de contar que recuerda haber leído y memorizado Cahiers de Cinéma, el de antes de la dimisión en bloque de la redacción; que todavía mantiene intactas sus sesiones dobles de cine en la sala Mac Mahon de París, posiblemente en algún rincón por fuerza tumultuoso de los sesenta, y que vio correr a Antoine Duhamel en Los 400 golpes playa a través. Aunque esto lo dice al principio. Todo eso lo recuerda para darse ánimos porque de alguna manera se sabe ya derrotado. Y para que quedé claro que no fue solo un sueño se dice a sí mismo y a quien quiera oírlo algo tan sencillo y contundente como eso: "Eso pasó".
La canción que por el estribillo mil veces coreado hasta en los Goya parece una reivindicación entusiasta del cine, en realidad es un canto triste a la dureza opaca de la realidad. No exactamente un canto melancólico, ni siquiera nostálgico, es solo triste. Recuerda Aute, como se acordaran,  que la censura le cambio el final a Los 400 golpes  de Truffaut y donde el director dejó una interrogación con aspecto de precipicio junto al final, el recto obrar del censor dibujó con una voz en off un futuro comme il faut de burgués al protagonista Doinel que, en verdad, era el huérfano Truffaut. Aquel mar parecía más un paredón, nos dice la canción, y el gris plomo del fotógrafo  Henri Decäe, también citado en la letra, no anunciaba nada bueno. Pero llegó el día "tan temido más allá del mar" y, sorpresa, el que tenía razón era, en efecto, el color gris, pero el del censor, el de la realidad. Y, claro no queda otra que solicitar las debidas disculpas. "Pido perdón por confundir el cine con la realidad". Eso, en efecto, pasó...

Luis Martínez. El Mundo, sábado 4 de abril de 2020

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