Y los sueños cine son... |
La canción que por el estribillo mil veces coreado hasta en los Goya parece una reivindicación entusiasta del cine, en realidad es un canto triste a la dureza opaca de la realidad. No exactamente un canto melancólico, ni siquiera nostálgico, es solo triste. Recuerda Aute, como se acordaran, que la censura le cambio el final a Los 400 golpes de Truffaut y donde el director dejó una interrogación con aspecto de precipicio junto al final, el recto obrar del censor dibujó con una voz en off un futuro comme il faut de burgués al protagonista Doinel que, en verdad, era el huérfano Truffaut. Aquel mar parecía más un paredón, nos dice la canción, y el gris plomo del fotógrafo Henri Decäe, también citado en la letra, no anunciaba nada bueno. Pero llegó el día "tan temido más allá del mar" y, sorpresa, el que tenía razón era, en efecto, el color gris, pero el del censor, el de la realidad. Y, claro no queda otra que solicitar las debidas disculpas. "Pido perdón por confundir el cine con la realidad". Eso, en efecto, pasó...
Luis Martínez. El Mundo, sábado 4 de abril de 2020
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