Aunque se casó en uno de sus salones, Sarkozy, como otros presidentes franceses, ha rechazado vivir en el Elíseo, palacio que casi todos coinciden en definir como una prisión. Un libro desvela los entresijos de un complejo que podría tener nuevo inquilino trás las elecciones del 22 de abril. En el subsuelo del Elíseo, bajo su fastuosa sala de fiestas, hay un búnker secreto que nadie ha visto. Un escondite blindado. Se llama PC (puesto de comando) Júpiter y ni los vivos ni los muertos que convivieron con él lo han usado. Cuando se construyó fue con la esperanza de que nadie tuviera que franquear su entrada. Sólo los inquilinos nobles de palacio, los elegidos por el pueblo, tienen el código de acceso. Desde Júpiter se acciona la alerta nuclear. El día que su virginidad se rompa se habrá desatado una guerra de consecuencias impredecibles. Este antiguo refugio antiaéreo es uno de los muchos enigmas que alberga el palacio del Elíseo. "No hay uno sino miles de secretos, cada rincón esconde una gran historia", afirma Jacques Santamaría, que lleva meses documentando la vida en el centro de poder de Francia, el lugar en el que han vivido o trabajado 23 presidentes. Santamaría es autor, junto al periodista Patrice Duhamel, del libro L'Elysée, coulisses et secrets d'un palais (Ed. Plon 2012), y conoce al dedillo el lugar definido unánimamente por los jefes de Estado como "una cárcel". Ese fue precisamente el motivo de abordar la obra. Construido para albergar a la nobleza francesa, el arquitecto Armand Claude Mollet tardó dos años (1718-1720) en levantar este palacio de estilo clásico que primero fue el hogar del conde de Évreux y, trás la muerte de éste, de Madame de Pompadour.
Raquel Villaécija. MAGAZINE. El mundo, domingo 8 de abril de 2012
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