domingo, 8 de abril de 2012

Al día: Frans Masereel. sin palabras

Un libro rescata la figura del autor que a partir de postulados expresionistas e izquierdistas, se convirtió en el precursor de las novelas gráficas sin texto. La reciente publicación de La ciudad (Nórdica Libros), joya de misterio, angustia y precisión y una de las obras cumbres de precisión gráfica de Masereel- Blankerberge, Bélgica 1889-Aviñon, Francia1972 - recupera la figura de este electrón libre del mundo de la narración a través de la imagen. A sus 36 años, este pacificista convencido, enmorado perdidamente de la obra de Goya, ya había firmado varias obras maestras, en todas ellas pero de manera destacada en la escalofriante La ciudad, 1925, Maserrel bebe de las amargas fuentes temáticas del expresionismo: angustia, soledad miseria, rebelión, violencia, sexo, muerte. También de sus fuentes estéticas. Sin embargo la Historia (oficial) del Arte decidió no reservarle una casilla de honor. Sí lo haría, curiosamente, la Historia del Cómic, cuyos autores, manuales, clasificaciones y recordatorios han coincidido de manera recurrente en concederle todos los honores. Entre ellos, el de considerarle el precursor de un subgénero fascinante, incrustado en el cruce de caminos entre la literatura, el cine y la ilustración: la llamada novela en imágenes, a su vez inspiradora de las hoy muy en boga novelas gráficas, aunque sin bocadillos de texto ni viñetas al uso. Paco Roca, Premio Nacional de Cómic en 2008 por su obra Arrugas, construye para El País un microrrelato de ficción en seis partes, a partir de seis de las ilustracciones incluidas en el libro La ciudad, de Frans Masereel.
Borja Hermoso. El País, domingo 1 de abril de 2012

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