La ciencia es, por encima de cualquier otra consideración, conocimiento objetivo y comprobable de la naturaleza. Pero sabemos muy bien la irresistible atracción que ejerce la memoria de algunos científicos. Y en París, semejante atracción se manifiesta sobre todo en dos nombres: los de Marie Curie y Louis Pasteur. Para cumplir con este tipo de mitología científica, es obligado visitar sus laboratorios-museos. El Museo Curie incluye la oficina de Marie y su laboratorio de química. Es una pequeña parte de lo que inicialmente se había denominó Instituto del Radio (ahora Instituto Curie) fundado en 1909, en reconocimiento a la labor realizada por el matrimonio Curie (Pierre había fallecido en 1906). Estaba constituido por dos laboratorios, uno dedicado a la investigación física, que dirigió Marie Curie, y otro dedicado a la investigación biológica y médica ( al fin y al cabo el radio parecía ser útil para combatir el cáncer; de hecho, en la actualidad, el Instituto Curie se dedica sobre todo a la investigación y tratamiento del cáncer). Apropiadamente, este museo está situado en el número 1 de la rue Pierre y Marie Curie, en un entorno netamente científico, justo al lado está una calle mítica, la rue d'Ulm, donde está ubicada la École Normale Supérieure, uno de los centros educativos de excelencia. También se encuentra cerca del Panthéon, que en 1791 la Asamblea Constituyente convirtió en un monumento destinado a "recibir a los grandes hombres de la época de la libertad francesa". Sufrió después algunos cambios, recuperando su función de lugar destinado a "los grandes hombres de la patria" en 1885, con ocasión de los funerales de Victor Hugo. Allí, entre Voltaire, Rousseau, Zola, Dumas o Malraux, reposan los restos de algunos científicos y de Pierre y Marie Curie. Ella fue la segunda mujer en ser enterrada allí. Su inhumación, junto con la Pierre, en este templo laico de los grandes hombres de la patria, tuvo lugar el 21 de abril de 1995, aunque había fallecido en 1934. Encabezó la ceremonia el presidente de la República, François Mitterand quién manifestó: " Al transferir las cenizas de Pierre y Marie Curie a este santuario de nuestra memoria colectiva, Francia no realiza únicamente una obra de reconocimiento, afirma también su fe en la ciencia, en la investigación, y su respeto por aquellos que consagran a éstas, como hicieron Pieere y Marie Curie, sus fuerzas y sus vidas". Obviamente, el Panthéon debería acoger los restos de Louis Pasteur, uno de los grandes benefactores de la humanidad gracias a sus investigaciones biomédicas, pero su viuda no lo quiso. En su lugar, reposa en una bellísima, multiculor, capilla bizantina del Museo Pasteur que forma parte del primer edificio del Instituto Pasteur inaugurado en 1888. Este incluye el partamento en el que vivió los últimos años de su vida, y un laboratorio en el que se pueden ver algunos de los instrumentos que utilizaba en sus investigaciones. Se halla algo alejado del núcleo más turístico de París, en el número 25 de la rue Doctor Roux, pero merece la pena visitarlo. El espacio se me acaba, y todavía existen otras cosas de las que tratar sobre el París Científico. De al menos de una de ellas, de los 120 medallones Arago de bronce, les hablaré otro día. Lo prometo.
José Manuel Sanchez Ron. El Cultural, 18-12-2015
No hay comentarios:
Publicar un comentario