Rumbos cambiantes. Una marinera de 30 años se embarca en un buque mercante enorme, pero que solo precisa una docena de tripulantes, como segunda en la jefatura de máquinas y se encuentra con que el capitán de la nave fue su primer gran amor. La crónica de los trabajos y los días, las rutinas y los conflictos durante la travesía de rumbos cambiantes constituye el contexto de la crónica de los amores indecisos de esta mujer independiente, para la que el erotismo es tan precioso como problemático en una profesión en la que tiene ambiciones nobles. Esto se cuenta con un estilo sobrio que roza con el juego al despiste con la incógnita argumental de lo ocurrido con el predecesor en la sala de máquinas de la protagonista, una incógnita que es casi extensible a sus sentimientos. El argumento se basa en la personalidad de la protagonista, apoyado en el talento y la veracidad de Ariane Labed, como una mujer que toma la iniciativa en sus relaciones a bordo y en tierra firme. Ariane Labed se confirma como una de las intérpretes europeas más prometedoras tras ganar con este drama romántico el premio de interpretación en el Festival de Locarno y optar al César a Mejor Actriz Revelación.
Francisco Marinero. Metrópoli, El Mundo, 24 de diciembre de 2015
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