El Pompidou dedica una retrospectiva al pintor alemán, marcada por el trauma y el sentimiento de culpa del Holocausto. Anselm Kiefer creció sin juguetes. Lo que más se le parecía eran los ladrillos que encontró entre las ruinas que la guerra había dejado alrededor de su casa. Su fecha y lugar de nacimiento le predestinaban a pasar media vida indagando en el período que precedió su llegada al mundo. El artista alemán nació a dos meses del fin de la Segunda Guerra Mundial, en 1945, en el sótano de un hospital sobre el que caían las bombas, en una pequeña ciudad enclavada entre la Selva Negra y el lago Cosntanza. Kiefer creció entre los escombros de una Alemania derrotada, donde el nazismo seguía siendo un tabú mayúsculo y el arte parecía una actividad fútil e infructífera. Mientras otros creadores apostaban por la abstracción o el minimalismo para reflejar el desconcierto en que vivían, prefirió una figuración expresionista y turbulenta, plasmada en una obra teñida de luto y melancolía. Una nueva retrospectiva en el Centro Pompidou de París indaga hasta el 18 de abril en los efectos que este funesto episodio terminaría provocando en la obra de este titán del arte contemporáneo, a través de una revisión cronológica de 150 de sus obras, todas monumentales y perturbadoras. El recorrido revela los fantasmas de ese hombre de aspecto tranquilo y risueño, pero agitado por la bilis negra que hierve en la sangre de los románticos....En la exposición parisina ocupan un lugar protagonista los lienzos de los años setenta y ochenta, poblados por hombres solitarios perdidos en el bosque o tumbados en el suelo, abatidos por el peso de la historia. Se distinguen arboledas en llamas, playas desiertas y ciudades calcinadas."Las ruinas son un concepto fundamental en la obra de Kiefer. Lo son como motivo pictórico, pero también en su forma de pintar, marcada por una tensión constante entre la creación y la destrucción", afirma el comisario Jean Michel Bouhours."Kiefer clava cuchillos y machetes en sus lienzos y luego les arroja distintos materiales, como arena cenizas y plomo, como si estuviera librando un combate cuerpo a cuerpo contra el cuadro". El artista lo confirma: "Cuando pinto, se libra una guerra en mi cabeza" ha declarado...
Alex Vicente. París. El País, martes 22 de dicembre de 2015.
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