El escritor valenciano Máxim Huerta publica su quinta novela, No me dejes/Ne me quitte pas en la que de nuevo París se convierte en protagonista, como escenario para unos personajes que intentan reconstruir su existencia en medio de su soledad. Máxim Huerta habla de París con delectación, como su ciudad fetiche. No es la primera vez que esa ciudad protagoniza su obra (en Una tienda en París también ocurría), ni probablemente será la última.....Cuando hablamos han pasado apenas unas horas de los graves atentados de París y Máxim cuenta que esa noche de viernes apenas pudo dormir: "fue de una carga emocional brutal...me pasé el tiempo llamando a amigos allí, muchos no contestaban, y es una sala de conciertos a la que he ido muchas veces, así que la preocupación era sobre todo por los amigos y no me relajé hasta que comprobé que todos estaban bien; pero aún estoy en shock", dice. Uno recuerda de pronto que esta nueva novela de Máxim Huerta No me dejes/Ne me quitte pas, publicada por Espasa, ofrece al lector justo lo contrario de este ambiente de tristeza y perplejidad que la muerte ha dejado sobre la piel de París. Ofrece la posibilidad de reconstruirnos gracias a las pequeñas cosas, la posibilidad de juntar fragmentos de felicidad, como cristales de luz, para componer una existencia en la que no puede faltar el amor ni la risa. Ni tampoco las flores. Las flores importan mucho aquí, porque el protagonista es Dominique Brulé, florista, el hombre que va a sanar las vidas de los demás quizás sin ser capaz de sanar del todo la suya propia. El libro habla de esos asuntos que nublan a veces la existencia de los seres humanos, pero también la capacidad de reinventarse, de no renunciar a la felicidad. Y todo ello envuelto en esa canción de Jacques Brel, que Máxim considera maravillosa y que da título al libro (en español y en francés). "En la novela París es un refugio para la gente solitaria, es un personaje más, casi físico, un personaje que habla y que siente, que da cobijo a la gente que llega"....
J. Miguel Giráldez. El Correo Gallego, domingo 22 de noviembre de 2015
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