Nicolas Godin, mitad de Air, explica en la 17ª edición de la academia creativa por qué su país sigue siendo una superpotencia del arte sonoro."Mira lo que ha pasado en Europa, con todas las guerras que ha habido, cuánto nos hemos odiado....Y la gente sigue viniendo, generación tras generación, a París a ver arte, a hacer música, a encontrarse con otros creadores...." Nicolas Godin, mitad del dúo de electrónica ambiental Air, combina a la perfección esta cualidad tan francesa de orgullo chovinista mezclado con espíritu crítico y descreído. A mediados de los 90 su grupo vivió uno de los momentos únicos de la historia mundial reciente, que las gentes del marketing denominaron French Touch y que se materializó en nombres como Daft Punk, Laurent Garnier, St Germain o Cassius. Cada uno a su manera, revitalizó la electrónica de baile o chill out con referencias clásicas americanas, pero también con un no se sabe bien qué francés que ahora intenta atrapar la Red Bull Music Academy que se celebró en noviembre en París. "Aquella época con la apertura de la conexión en tren de alta velocidad con Londres, el Eurostar. Y, de repente, muchos periodistas ingleses vinieron aquí y se dieron cuenta de lo que pasaba", reflexiona Godin en un primer momento desde la los estudios de la Academy en la Gaité Lyrique, donde 60 estudiantes de todo el mundo viven una inmersión musical ayudados de profesores como él, y donde él mismo revive sus comienzos el presentar en directo Contrepoint, su reciente debut en solitario. "Yo creo que en Francia somos buenos con los sintetizadores y no sé muy bien por qué. Quizá porque cuando hacemos algo con ellos, son cosas muy emocionales. He viajado a Estados Unidos y he visto que, con las mismas herramientas, el resultado suele ser ... cursi", continúa su reflexión sobre el espíritu creativo de su país. "Antes de la llegada del rock, había una tradición increíble de música conectada con Ravel, Messiaen, y tantos otros. Pero llegaron los 50 y los 60 y nos quedamos fuera. Yo creo que los músicos franceses fuimos hechos para hacer no rock sino música instrumental. Y ponerle emoción"....
Darío Prieto. El Mundo, lunes 9 de noviembre de 2015
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