Reventó los clubs al mezclar dance y jazz. Tras un largo silencio, ahora la mixtura es con África. Ludovic Navarre publica ahora su tercer disco, esta vez titulado como su proyecto musical St Germain (Warner). Perdido el impulso de aquella fórmula que explotó en Tourist (Blue Note, 2000), su segundo album, Navarre ha cambiado la trompeta bebop por la música africana. "Podría haber aprovechado el tirón de lo que pasó entonces", dice Navarre y se refiere no sólo al éxito de su proyecto sino a la expansión de propuestas similares como Jazznova o los grupos del sello Compost Records, así como a los recopilatorios Saint-Germain-des-Prés Café y Café del Mar que canalizaron aquella pasión por el lounge y el chill out. "Podría haber seguido por ahí y ganar mucho dinero. Pero el dinero no es lo que me mueve a hacer lo que hago", remata. En realidad, asegura Navarre, en estos 15 años en que toda aquella escena se ha extinguido casi por completo, no ha dejado de hacer cosas." Tras el éxito de Tourist mis músicos y yo nos embarcamos en una gira musical de más de 200 conciertos que terminamos a comienzos del 2000", rememora. "Después de aquello me puse a producir proyectos para mis músicos de directo y a pensar que podria ser lo siguiente. Me interesaba la música africana, así que probé en primer lugar con la de Nigeria, pero no me convenía su mezcla con la electrónica. Luego lo intenté con la de Ghana, sin tampoco lograr resultados. Y entonces encontré la de Mali. Y ahí ya funcionó". Esto sucedió en 2000 y desde entonces se ha dedicado a la inmersión en la riquísima tradición sonora del país, incorporando instrumentaciones tradicionales, como la kora o los loops y beats habituales de las pistas de baile. "Yo creo que es una evolución lógica", apunta Navarre sobre el viaje. "Ahora tengo 46 años. Y recuerdo que cuando era joven me encantaba bailar y la música reggae. De ahí pasé al soul, al blues, y en otro salto al jazz. Y como toda la tradición musical negra viene de África, era inevitable llegar a este punto en el que estoy ahora". ..
Darío Prieto. El Mundo, martes, 3 de noviembre de 2015
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