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Adèle Haenel |
La trayectoria de los hermanos Dardenne, esa pareja de cineastas belgas que ha venido plasmando en sus películas el sufrimiento y la injusticia social que sufre la gente de a pie en esta parte del mundo, mantiene intacto su privilegiado olfato para tomar el pulso a los grandes temas de interés general a través de pequeñas historias individuales. La chica desconocida podría entenderse como la proyección del sentimiento de culpa de Europa respecto a su actitud para con los inmigrantes y los refugiados sobre la figura de una joven y abnegada doctora empeñada en esclarecer, en solitario , las circunstancias de la muerte de una joven africana que llamó a la puerta de su consulta poco antes de que apareciera su cadáver en las inmediaciones. Lo abstracto se vuelve perturbadoramente concreto a través de esta paradójica situación que desencadena una investigación personal en la que todos los que tienen alguna relación con el caso se sienten culpables, aunque prefieran mirar para otro lado. Un thriller atípico que se articula desde la atareada intimidad de la protagonista, interpretada por Adèle Haenel, nueva figura en alza del cine francés, y su angustia por averiguar al menos el nombre de la desconocida del título. Los cineastas se mantiene fieles a su depurado tono realista, de sencilla y precisa puesta en escena, para escudriñar los comportamientos de esos representantes de las clases más populares, algo menos inspirados, eso sí, que en sus dos brillantísimos filmes anteriores, El niño de la bicicleta y Dos días, una noche.
Alberto Bermejo. El Mundo, viernes 3 de marzo de 2017
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