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Greta Garbo por Gargallo |
Desde hace años la socióloga Nathalie Heinich (Marsella, 1955) viene ocupándose del tema del arte contemporáneo, que, desde el siglo XVIII, ha sido objeto de polémicas. Pero, a diferencia de los primeros historiadores sociales y sociólogos que abordaron el tema, como F. Klingender, Arnold Hauser, F. Antal o Pierre Francastel, Heinich, siguiendo en parte la estela de otro compatriota, Pierre, que produjo un escándalo, en 1979, con La distinción. Criterio y bases sociales del gusto, trata de analizar el asunto desde una perspectiva más positivista que rehuye involucrarse en los trasfondos ideológicos del asunto. Así lo advierte en el prólogo de su último libro publicado en nuestro país, El Paradigma del arte contemporáneo. Estructura de una revolución artística (Casimiro), donde volviendo su cartesianamente didáctica distinción entre arte clásico: el que responde al canon de la belleza tradicional; el moderno, el que revoluciona la manera formal y simbólica del anterior, pero usando sus mismos métodos de ejecución material; y el contemporáneo, cuya finalidad es extralimitarse desde el punto de vista material; esto es: que se desenvuelve en un mundo en el que el arte ya no es un objeto de arte material, o que puede ser una mera designación, intención o concepto, sea cual sea el medio donde se produce:¡el reino de la libertad!, donde hasta la nada puede serlo todo. En cierta manera esta definición de Heinich respecto a lo que llama arte contemporáneo se parece a lo que afirmó, a finales del siglo XVIII, Friedrich Schiller, de que el arte "era libertad más técnica". o "dar la libertad por medio de la libertad". No se mete Heinch en estos berenjenales teóricos, sino que a partir de esta plantilla , nos hace una descripción de los usos sociales del arte contemporáneo, acopiando al respecto una completa y ordenada información, testimonial y estadística, del estado de la cuestión, lo que nos proporciona un pulcro relato de lo que pasa actualmente en el arte y de sus pujantes usuarios, un informe anatómico forense, aunque dejándonos la sensación de que nos cuenta menos lo fundamental...
Francisco Calvo Serraller. El País, martes 23 de mayo de 2017
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