miércoles, 14 de junio de 2017

Todo es pasajero

Rafael Nadal, diez veces campeón de Roland Garros y número 2 de la ATP. El barco fletado por Roland Garros zarpa de Pont de Grenelle y se aproxima a la Tour Eiffel. Ha habido la lógica algarabía antes de poner rumbo al cercano destino, de donde regresa a los pocos minutos. Rafael Nadal posa paciente con la copa de campeón del torneo, ante los distintos requerimientos de los fotógrafos convocados. La noche ha sido larga. Se acostó cerca de las cuatro y a las siete ya estaba desvelado y no se pudo volver a dormir, confiesa en la conversación con un grupo de periodistas españoles. El décimo título en París no le ha alterado un ápice el rictus. Por su actitud, podría decirse que es uno más entre los pasajeros sino fuera por la sucesión de disparos de las cámaras y algunas miradas de curiosos apostados en los puentes mientras cruzamos el Sena. El ya número 2 del mundo cenó junto a su equipo y su familia en el Hotel Internacontinal, cerca de la Ópera. A su lado su novia, Francisca Perelló, y el Rey Emérito, Juan Carlos I. Después se dilató la velada en la zona de Matignon. Si está fatigado que debe estarlo, lo disimula bien, siempre profesional en cada una de las responsabilidades derivadas de su formidable éxito. "Hay quien puede verme como un ganador obsesivo, pero no lo soy. Sí, se me ha hecho largo no poder competir regularmente en los últimos dos o tres años. Es muy difícil encadenar buen juego cuando no tienes oportunidad de hacerlo. Son muchos golpes a lo largo de al carrera y desestabilizan", comenta sentado en uno de los coquetos compartimentos de la embarcación. No han pasado ni 24 horas desde que completó con Stanislas Wawrinka el ejercicio de aniquilamiento hace dos semanas ante Benoit Paire. Siete rivales que fueron cayendo cual cadáveres ejecutados sin piedad. Un torneo de significación histórica que ha atravesado  sin momento alguno de duda, con solo 35 juegos entregados y sin ceder ni un solo set......."Soy consciente de que mi carrera es algo especial, pero también de que todo es pasajero"....
Javier Martínez.París. El Mundo, martes 13 de junio

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