Mattieu Kassovitz, protagoniz la serie. |
Es lógico, por tanto, que estos James Bond franceses pasen gran parte de los capítulos sentados en sus despachos ante los ordenadores o discutiendo en salas de reuniones. Y se entiende que en Oficina de infiltrados el trabajo de los agentes sea ante todo una cuestión mental, un juego de espejos en el que al final nadie sabe quién es quién: como partidas simultáneas de ajedrez. Pero un ajedrez peculiar, en el que los sentimientos contaminan la razón, y viceversa...
Éric Rochant, factótum de Oficina de infiltrados y experimentado cineasta, reconoce su devoción por los thrillers estadounidenses de los setenta. Ha explicado que ve su ficción más cercana a El ala oeste de la Casa Blanca o a Mad Men que a tramas de espionaje como Homeland. Sus historias se inspiran también en las novelas del género que han dejado autores como John Le Carré o Robert Littell...
Marc Bassets. París. El País, lunes 20 de agosto de 2018
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