Hay una reflexión de Henry D. Thoreau (1817-1862), considerado el precursor de la ecología, que dos siglos después sigue inspirando a Louis-Albert de Broglie, un aristócrata, empresario y editor francés conocido como el príncipe jardinero: "Fuí a los bosques porque quería vivir deliberadamente, enfrentar solo los hechos esenciales de la vida por ver si era capaz de aprender lo que ella tuviera que enseñar", dejó escrito el autor de Walden. La vida en los bosques. Salvando las distancias a ambos los une su férrea militancia en el medio ambiente.
Si el célebre naturalista residió dos años en una cabaña que el mismo se construyó en Concord (Massachusetts), alimentándose de su propio huerto, el príncipe galo recibe en La Bourdaisère, un encantador château en Montlouis sur Loire, en pleno corazón del valle del Loira. El castillo cuenta con jardines renacentistas y está rodeado de robles, cedros y secuoyas de 55 hectáreas. Pero el tesoro botánico está en la huerta, donde se cultivan 700 variedades de tomate. En 1998, tras aparcar su brillante carrera de banca, comenzó esta colección única para desarrollar su Conservatorio Nacional del Tomate. Un "laboratorio de la biodiversidad" basado en un discurso de agricultura sostenible que difunde con pasión en los foros internacionales, com la charla TEDx que impartió bajo el título ¿Por qué plantar un huerto es una acción política ?
Para él la belleza depende de la biodiversidad. Y eso le llevó a interesarse por el tomate. "Es la segunda verdura (fruta en el sentido botánico) más consumida en el mundo, por detrás de la patata. Y posee más variedades que cualquier otra especie vegetal. Antes de empezar mi colección yo también pensaba que todos eran rojos, de tamaño medio y de sabor uniforme. Pero me impresionó la cantidad de colores, formas y texturas que presentaban. El Blanche de Yan, blanco y estriado; el Russian Persimmon, anaranjado y redondo; el Osu Blue que va del azul morado al morado oscuro...Empecé con treinta variedades y a los dos años tenía 300. Hoy, coleccionistas del mundo entero me envían semillas que no dejan de sorprenderme", dice...Juan Carlos Rodríguez. El Mundo. Fuera de serie, 19-09-2018
Si el célebre naturalista residió dos años en una cabaña que el mismo se construyó en Concord (Massachusetts), alimentándose de su propio huerto, el príncipe galo recibe en La Bourdaisère, un encantador château en Montlouis sur Loire, en pleno corazón del valle del Loira. El castillo cuenta con jardines renacentistas y está rodeado de robles, cedros y secuoyas de 55 hectáreas. Pero el tesoro botánico está en la huerta, donde se cultivan 700 variedades de tomate. En 1998, tras aparcar su brillante carrera de banca, comenzó esta colección única para desarrollar su Conservatorio Nacional del Tomate. Un "laboratorio de la biodiversidad" basado en un discurso de agricultura sostenible que difunde con pasión en los foros internacionales, com la charla TEDx que impartió bajo el título ¿Por qué plantar un huerto es una acción política ?
Para él la belleza depende de la biodiversidad. Y eso le llevó a interesarse por el tomate. "Es la segunda verdura (fruta en el sentido botánico) más consumida en el mundo, por detrás de la patata. Y posee más variedades que cualquier otra especie vegetal. Antes de empezar mi colección yo también pensaba que todos eran rojos, de tamaño medio y de sabor uniforme. Pero me impresionó la cantidad de colores, formas y texturas que presentaban. El Blanche de Yan, blanco y estriado; el Russian Persimmon, anaranjado y redondo; el Osu Blue que va del azul morado al morado oscuro...Empecé con treinta variedades y a los dos años tenía 300. Hoy, coleccionistas del mundo entero me envían semillas que no dejan de sorprenderme", dice...Juan Carlos Rodríguez. El Mundo. Fuera de serie, 19-09-2018
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