jueves, 6 de septiembre de 2018

Vuelve Fouché, el señor de de las tinieblas

Fouché
La historia que cuenta este libro -publicado hace noventa años- ocurrió hace dos siglos. Sin embargo, cada nueva reedición de Fouché. Retrato de un hombre político, una de las obras maestras de Stefan Zweig, que vuelve a las librerías de la mano de Acantilado, es un pequeño acontecimiento literario. Joseph Fouché, lo sabe la historia, fue una de las claves de bóveda sobre las que se sostuvo la Francia revolucionaria y napoleónica. Feo, taimado, capaz de aliarse con todos y de traicionar a todos, República, Terror, Imperio y Monarquía, fue un Maquiavelo del siglo XIX que desplegó desde la Convención y después desde el Ministerio de la Policía todas las -malas- artes conocidas para conseguir permanecer siempre al lado del poder. pero el volumen escrito por Zweig, intelectual imprescindible del período de entreguerras, lleva al personaje a otra dimensión: gracias al genio del escritor austríaco, el lector se siente en medio de la Convención, cree escuchar a Robespierre, vive los discursos de Napoleón. En pocos textos el período revolucionario crepita como en el de Stefan Zweig. 
La biografía de Fouché (subtitulada en sus primeras ediciones como Un genio tenebroso ) se manifiesta en capas. La de arriba es la literaria: si se tratase sólo de ficción ya valdría la pena, por la calidad de la prosa del autor, llena de hallazgos y de un lenguaje riquísimo, gracias también a la impecable traducción de Carlos Fortea. Más abajo está la pura narración de los acontecimientos que sacuden Francia desde 1789 hasta 1820. La siguiente es la política, en la que se aprecian las maniobras de unos y de otros, con Fouché siempre en el centro. Y en el corazón, la psicológica, la más difícil de encontrar y en la que Zweig se apunta el mayor de los éxitos. Porque realmente Fouché es un tratado de psicología, la disección de la mente de un político de discreto origen que, trampa tras trampa, acaba siendo temido incluso por Napoleón, el emperador más poderoso de su tiempo, que lo odia  y, sin embargo, no sabe qué hacer cuando no lo tiene junto a él. Mantener siempre la sangre fría, golpear a tiempo y mutar de color como un camaleón son las claves que ofrece Zweig para entender a su biografiado, del que escribe: "Solo disfruta de una cosa en el mundo: del placer de la doblez, del ardiente estímulo y el excitante peligro del doble juego"...
Miguel Lorenci. Madrid. La Voz de Galicia, lunes 27 de agosto de 2018

No hay comentarios:

Publicar un comentario