La Maison de Tante Léonie |
Quiero perderme sola por los andurriales que Proust conoció y enseguida los encuentro. El Jardín du Pré-Catelan, diseñado por tío Jules y que sirvió de modelo para los jardines de la mansión de Swann. Y los caminos que bordean los campos de avena y trigo, cruces de caminos que dan a su vez a otros caminos que llevan a Mésèglise, Tansonville, Guermantes...Los recorro en la más absoluta soledad y paso por el seto de flores de espino donde el niño Marcel se encuentra con Gilberta, la hija de Swann en su libro...Estoy en pleno centro neurálgico del mundo desdoblado que nos presenta Proust en La Recherche, un mundo de dos caminos, el de Swann y el de Guermantes , el de la aristocracia y el ancien régime y el de la alta burguesía a la que él pertenece...He cruzado el río, he dejado atrás el camino de Vinteuil y me oriento otra vez hacia la plaza del mercado. La iglesia esta ahí, Saint-Jacques. ¡Y de pronto me doy cuenta de que estoy en un granero! Un prodigioso granero de una sola nave cuyo interior me conmueve por su simplicidad...Miro el techo. Tiene la iglesia una decoración ahí arriba, en la bóveda, que me deslumbra. Sus colores refulgen como soles policromados. Parece toda una narración y no un templo cristiano...Hay algo en este lugar que abriga y contiene la totalidad del exterior, como si los campos de afuera, todo ese inmenso granero que es la región de Centre-Val de Loire viniera a almacenarse aquí... No es una mala coincidencia, Proust y el pan. Y La recherche, como un inmenso granero, un enorme clasificador...
Luisa Castro. Escritora y directora del Instituto Cervantes de Burdeos
El Viajero. El País, viernes 31 de agosto de 2018
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