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Fotograma de Las buenas intenciones |
Comedia dramática, socialmente comprometida e impertinentemente costumbrista, Las buenas intenciones describe el día a día de una mujer de 50 años que compagina las labores humanitarias con las relaciones familiares. Isabelle (Agnès Jaoui) trabaja como asistenta social en un centro de París. Atiende a inmigrantes, marginados y gente sin recursos. Al salir de allí continúa su labor social en la calle. Su marido, al que conoció en Bosnia durante un a misión humanitaria, se queja de sus continuas ausencias, al igual que sus dos hijos adolescentes. "La obsesión humanitaria de Isabelle es verdadera", explica Gilles Legrand, el director del filme. "Ella se siente realizada ayudando a los más necesitados. Es su forma de rebelarse contra su familia burguesa. En el fondo, se siente culpable por su situación, que ella considera privilegiada. Lo que pasa que también es muy competitiva. Cuando se siente amenazada por otras personas con habilidades humanitarias, saca a pasear su lado más incontrolable".
Legrand y su socio productor, Frédéric Brillion, encargaron el guión de Las buenas intenciones a la dramaturga franco-suiza Léonore Confino. La idea original era construir una historia sobre el compromiso social y las personas bienintencionadas pero sin formación que, con frecuencia, se dedican a labores humanitarias.
"A Léonore le enseñamos también un borrador del libreto sobre una trama ambientada en una autoescuela que teníamos guardada en un cajón", añade Legrand . "Ella añadió anécdotas de su propia madre, que ha trabajado en servicios sociales. El resultado final es una mezcla entre anécdotas reales y situaciones inventadas. Es una comedia agridulce en la que no nos reímos de nadie. Lo cierto es que no cambiaremos el mundo si ninguno de nosotros cambia a nivel personal ni se compromete en función de sus medios y sus capacidades.
Pedro Calleja. El Mundo, viernes 13 de diciembre de 2019
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