jueves, 30 de enero de 2020

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Georges Simenon
En la última página de Maigret et Monsieur Charles, Georges Simenon anotó la fecha en que la había terminado: el 11 de febrero de 1972. Eso quiere decir que había empezado a escribirla el 2 o 3 de febrero, ya que tardaba siempre el mismo tiempo en escribir una novela, ocho o nueve días. El primer arranque de una nueva novela  no tenía lugar en el escritorio, sino durante un largo paseo o varios paseos  enérgicos en días sucesivos. La caminata le inducía un tal grado de ensimismamiento que una mañana se cruzó con su mujer y la saludo con un "Bonjour, Madame", quitándose el sombrero sin reconocerla. Caminaba para encontrar un cierto estado de gracia, lo que él llamaba "état de roman", estado de novela. Tenía que surgir un detalle, un hilo sutil, un principio de historia. En una guía de teléfonos buscaba nombres que le parecieran sugerentes. En el dorso de un sobre amarillo garabateaba datos útiles para una trama, fechas de biografías imaginarias, bocetos de escenarios. Por fin una mañana ya estaba preparado. No dejaba pasar tiempo entre el final de una novela y el comienzo de otra. Él era un artesano decía, y un artesano no se queda 10 meses o un año sin hacer nada después de entregar un trabajo...
Empezaba a escribir a las 6,30 y terminaba justo dos horas después. En ese tiempo escribía un capítulo completo. Levantarse de la mesa sin haber terminado un capítulo era un desfallecimiento inaceptable, tan grave como no terminar la novela entera en una secuencia de días sucesivos. Interrumpirlas uno o dos días hubiera sido abandonarla. A veces, los dos últimos capítulos  los terminaba el mismo día, dos horas por la mañana y dos horas por la tarde. Las correcciones eran mínimas. La fecha inscrita en la última página señalaba el cierre definitivo...
No he comprobado si Maigret et Monsieur Charles lo ha publicado ya Acantilado en su proyecto ingente de traducir al español todas las novelas de Simenon, en esos delgados volúmenes de tapas flexibles y limpia tipografía que son una tentación para el tacto igual que para la mirada. El libro acaba de aparecer en inglés en la colección de Penguin Classics, y John Banville le ha dedicado un ensayo entusiasta  en las páginas literarias del Financial Times...
Antonio Muñoz Molina. Babelia. EL País, sábado 18 de enero de 2020

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