lunes, 27 de enero de 2020

Nostalgia del diálogo: Los consejos de Alice

Fotograma de Los consejos de Alice
A estas alturas hasta resulta emocionante una película que reivindica el poder del diálogo. Una película cuya principal acción es el intercambio verbal entre dos personajes. La cosa resulta doblemente insólita cuando los que hablan son un viejo político socialista y una joven asesora que frente a las estrategias de partido o de publicidad, solo aporta sus conocimientos en letras y filosofía. Un trabajo que consiste en escribirle notas a su jefe que le ayuden a "volver a pensar".
El segundo largometraje del francés Nicolas Pariser se detiene ante el alcalde de una gran ciudad, en este caso Lyon, cuya panorámica abre una película que confronta los enormes dilemas del presente con un dinosaurio de la política. El representante de un tiempo pasado al que da vida el formidable actor Fabrice Luchini, que compone con humor y contención la crisis existencial de su otoñal personaje. El resuelto diálogo que se establece entre él y su filosofal asesora (personaje que también carga con su propia crisis vital, aunque peor trazada por una Anaïs Demoustier algo insulsa) es uno de esos banquetes de verborrea tan propios de un cine francés que aún crece bajo la sombra de Éric Rhomer, cineasta que sobrevuela por esta película sobre la vida política.
El propio Pariser ha explicado que, inspirado en una experiencia laboral de su mujer, quiso llevar a la ficción algo tan aparentemente falto de gracia (al menos visual) como la rutina de reuniones y compromisos de un alcalde junto a su nueva colaboradora y, a partir de ahí, denunciar la profunda crisis de la democracia que vivimos. Su propósito se cumple a medias, acertando más en el retrato de la tripas del Consistorio y su líder que en todo lo que ocurre más allá de su despacho o su gabinete.
E. F.-S. El País, viernes 17 de enero de 2020.

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