martes, 15 de diciembre de 2020

Picasso y Barcelona

El 2 de junio de 1982 Jacqueline Picasso dejó a todos boquiabiertos. La última mujer del pintor  inauguraba en Barcelona, junto a Narcís Serra, su alcalde entonces, una exposición con 41 cerámicas de su propiedad creadas por Picasso cuando, de repente, dijo: "Mis cerámicas son suyas. Lo de Barcelona y Picasso era un viejo matrimonio de amor", causando el asombro e, incluso, el llanto de alguno de los asistentes. La donación de estas piezas fue la última acción de una intensa relación del pintor con la ciudad en la que vivió entre 1895 y 1904, hasta que se instaló en París; unos años de aprendizaje en los que se rodeó de grandes amigos, muchos de los cuales  le acompañaron el resto de su vida.

Picasso ya había donado en 1919 uno de sus primeros grandes cuadros, Arlequín, pintado en 1917 durante los meses que estuvo en la ciudad acompañando a su primera mujer, Olga Khokhlova, bailarina de los ballets rusos de Serguéi Diáguilev. Fue el primer cuadro del pintor que ingresó en una colección pública en todo el mundo. El 9 de marzo de 1963 se inauguró en el palacio Berenguer de Aguilar de la calle Montcada (situada en el barrio de la Ribera donde vivió el artista) el museo con las 562 obras que Picasso había regalado durante años a su secretario, Jaume Sabartés, un ejemplar de todos los grabados que hacía. Y en abril de 1968 Picasso donó los 58 óleos que forman Las Meninas, única serie completa que dio en vida, además de un retrato de 1901, de la época azul, de Sabartés. 

Pero la gran donación llegó en 1970 cuando el creador entregó en Barcelona las obras de arte que su madre, hermanas y sobrinos habían conservado durante años, en su piso de Gracia: 236 óleos, 1.149 dibujos, 17 cuadernos con 826 dibujos, dos grabados, cuatro libros de texto con dibujos marginales y 40 pinturas de otros artistas. Unas obras que convirtieron al museo barcelonés en un referente para estudiar las primeras etapas del artista (....)

La donación levantó ampollas en Francia. En 1968 se aprovechó, recuerda Subirana, por entonces conservadora técnica de los muesos de Barcelona y entre 1975 y 1982 directora del Museo Picasso, la confusa situación creada por las revueltas de mayo para sacar Las Meninas. La donación de 1970 dejó perplejo hasta al presidente Georges Pompidou, que no entendía la predilección del pintor, que ellos consideraban francés, por Barcelona. En la decisión de Picasso pesó que cuando pidió en 1940 la nacionalidad francesa se le negó por "revolucionario"(...)

Para mostrar las obras, el Ayuntamiento compró el palacio del Barón de Castellet, contiguo al museo. Picasso estuvo informado y se le enviaron maquetas para supervisarlo... "La donación de 1970 es el alma del museo. Quiero aprovechar estos 50 años para recordar a los barceloneses que es suyo, que Picasso lo donó para ellos en un acto de enorme generosidad", explica Emmanuel Guigon, director del Museo Picasso desde 2016...

José Angel Montañés. Barcelona. El País, domingo 13 de diciembre de 2020. 

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