El hotel desmontable de Sau Taller. (Use Lahoz)
Siguiendo la estela de tantos predecesores, Pol Jordà, arquitecto al frente de Sau Taller d'Arquitectura, tuvo su momento cabaña hace 10 años, cuando el estudio recibió una mención honorífica en un concurso en Múnich para el desarrollo de una unidad habitacional modular y autoconstruible en el ámbito de una siedlung (aquellos asentamientos que surgieron en Alemania tras la II Guerra Mundial, uno de los ejemplos más fascinantes del urbanismo moderno). "En aquel contexto en el que además no teníamos muchos encargos nos pareció interesante autoconstruir una casa, buscar un sistema constructivo sencillo, que fuera adaptable y reversible. Es decir, la dificultad no estaba en diseñar una casa que no solo se pudiera montar, sino que también se pudiera desmontar y volver a montar en otro entorno", cuenta.
Para conseguirlo plantearon un armazón en forma de A (A-frame)aprovechando la simplicidad que otorga la estructura triangular, la ausencia de cubierta y de fachada, y que es indeformable y barato, pues el triángulo resulta estable por sí solo. "Además", dice Pol, "el centro de gravedad es muy bajo, es una estructura que no puede volcar y no necesita cimientos. Se apoya directamente en la tierra con pies regulables de acero inoxidable". En cuanto al material, se optó por la madera, ligera, con poco impacto ambiental y buena reciclabilidad. Para desechar todo aquello que no fuera vida, Henry David Thoreau se retiró a una cabaña en el bosque que llamó Walden y que le sirvió para titular uno de los libros de no ficción más vendidos en los Estados Unidos. Pol tiene presente a Thoreau y también a Heidegger, a quien la cabaña de Todtnauberg (Friburgo, Alemania) y su entorno, a 1.100 metros de altitud y con apenas 18 metros cuadrados, le ofrecieron la reflexión y contemplación necesarias para escribir, entre otros libros, Construir, habitar y pensar.
"En 2019 desarrollamos un segundo prototipo. La cabaña se instaló y funcionó como un hotel en Arcalís, Andorra, durante dos años y medio, a 2.000 metros de altitud", cuenta Pol mientras llegamos a Can Sau, una masía del Prepirineo catalán, en el término municipal de San Joan de los Abadesses (su pueblo natal), reciente emplazamiento de La Cabaña, en lo alto de una montaña con vistas impagables de la Tga, pico mítico del Ripollès.
Este hotel nómada (ideal para dos) se monta y desmonta en 48 horas y tiene como única compañía acústica el sonido de los cencerros de las vacas que pastan alrededor, lo que hace que se conciba como un modelo de conexión entre el interior y el exterior. "El objetivo", continúa Jordà, "es cambiar el paradigma del turismo de montaña, no se trata de ir a un apartamento, un hotel o un camping y hacer una excursión al día siguiente, sino de ofrecer una experiencia de relación total con el entorno. Es como dormir en una tienda canadiense pero con las comodidades de cocina, baño, calefacción... El planteamiento es buscar otras ubicaciones y dejar que donde se ha implantado previamente se regenere, como los rebaños que buscan nuevos lugares con hierba fresca y dejan que aquellos por donde han pasado antes puedan florecer".
Use Lahoz. El País Semanal, 7 de octubre de 2024.
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