martes, 21 de enero de 2025

El libro de la artista

Valérie Mréjen

Ojo a las derivas del mercado del arte, donde entra para quedarse un serio y orgulloso competidor, aunque décadas atrás ya gozara de una fuerza dominante, pero, tras la embestida de los grandes formatos empaquetados en lustrosos cubos blancos,  permaneció discretamente debajo de su  propia influencia por la insuficiente voluntad de los galeristas, también de los propios autores.  Se trata del libro de artista, curioso artefacto que solemos apartar cruelmente de nuestra vista cuando vistamos una galería o un museo, un formato que nunca puede ser accidental porque dice casi todo de la sensibilidad artística de quien lo firma. Escritura, fotografía, grabado, dibujo; cualquier trazo confinado en un libro o cuaderno se ve absolutamente inundado por una personalidad, sin trucos. El libro de artista es el índice-huella de toda una obra, el espejo al borde delo que sucede después a gran escala, un objeto, una película o una instalación. Biografía más o menos parcial y muy autorizada, afirmación indiscutible donde todo parece tener importancia. 

La escritora francesa Valérie Mréjen (París, 1969 es también autora de unos cuantos libros de artista. En realidad, ella es lo que comúnmente llamamos artista visual, más específicamente cineasta. Su página web contiene algunas imágenes de sus luminosos ejemplares, como el editado a cuatro manos con Annie Zadek, Beau temps chaud propice à l'amour, donde junta poemas y postales o el refinado Oiseau rare, cuyas protagonistas son las tórtolas parisienses. La noticia es que Mréjen publica ahora una novela convencional sin dejar de ser un libro de (la) artista, el relato de la peripecia estudiantil de una joven desde que es admitida en la prestigiosa Facultad de Bellas Artes de Cergy, cercana a París, hasta que logra exhibir su trabajo en una galería.

Poco de lo que Mréjen cuenta sorprenderá al lector. y, en verdad, lo que acontece en ese mundillo es extrapolable a cualquier ámbito creativo, solo  que en el terreno de la plástica contemporánea  te dan más fácilmente gato por liebre, y esto no solo ha ocurrido con el criptoarte, desaparecido sin el más mínimo patetismo, también en esas carreras fulgurantes de artistas que son solo exhibir sus nalgas o las de un dictador muerto provocan una incontrolable lujuria en los bolsillos de ignorantes y especuladores.

Valérie Mréjen es autora de cinco novelas breves publicadas bajo el sello de Periférica. Es inevitable valorar la coherencia de su escritora autobiográfica,  desde el primer relato, Mi abuelo (1999), un álbum familiar donde melancolía y sátira se saldan en piedad natural, al penúltimo en torno al nacimiento y crianza de su hija, Tercera persona (2021). Completado (provisionalmente?) el léxico familiar -al abuelo le sucedió el padre, después el novio y la madre (fallecida cuando la autora era adolescente)-, ahora en La joven artista Mréjen repasa sus recuerdos como estudiante de arte con parecida sensibilidad a la que exhibe en sus películas.

Conociendo como se fraguan las carreras de la mayoría de los artistas, la taumaturgia de este libro está en llevar a terreno raso tanta fatuidad y miserias, y al tiempo a explorar su antítesis en tercera persona: la artista que triunfa sobre sus circunstancias. Su mejor libro como artista.

Ángela Molina. Babelia. El País, 11 de enero de 2025.

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