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Philippe Parreno. (Foto: Andrea Rossetti) |
Es un paisaje de spaguetti western convertido en un laboratorio artístico. En un remoto valle de Almería, entre las áridas vistas del desierto de Tabernas, Philippe Parreno ha encontrado el escenario ideal para su nuevo proyecto artístico. El reconocido creador francés, famoso por haber dirigido un documental poético sobre Zinedine Zidane y haber recreado la Quinta del Sordo de Goya a petición del Museo del Prado, adquirió cuatro hectáreas de terreno en la pedanía de El Almendral, a unos cuarenta kilómetros de Almería. "Lo encontré en Idealista (plataforma digital de búsqueda de inmuebles y terrenos)", sonríe desde su estudio de París. "No leí los anuncios, quise escoger las imágenes. Luego llamé a los propietarios para escuchar sus historias. Recorrí varios lugares y escogí este sitio".
Este vasto campo de almendros, en desuso desde hace años, es el escenario donde Parreno ha instalado una especie de laboratorio en el que la naturaleza, tecnología y arte se funden en una única obra. Un ecosistema híbrido que ha desvelado en la exposición Voices, en el Haus der Kunst de Múnich. En la sala principal, una pantalla gigante proyecta imágenes en directo desde El Almendral. Es un flujo continuo de vídeo que se completa con datos ambientales en tiempo real captados por una veintena de sensores -barómetros, espectrómetros y anemómetros- que Parreno instaló en su perímetro. Después, cámaras inteligentes realizan el montaje en tiempo real, sin intervención humana, llevando ese campo desértico a los visitantes de la exposición en una ciudad situada a más de 2.000 kilómetros.

Las imágenes desprenden una épica sencilla. El viento sacude las ramas de un árbol, el polvo brilla contra el sol, la cresta del monte dibuja una línea nítida sobre el cielo. Las piedras parecen contar historias y los animales cruzan en silencio, ajenos a la mirada humana. El verde se acerca al amarillo a medida que se instala el calor. Es un paisaje propio del Antropoceno, la era geológica definida por el profundo impacto de las actividades humanas sobre la Tierra. El valle está intervenido por el hombre y azotado por la sequía, alimentada por el calentamiento global. Aún así, la naturaleza resiste, y en algunos rincones, incluso parece exuberante, como si encarnara la resiliencia del planeta frente a los daños que le causa el ser humano. "Es un terreno que nos observa y nos habla a través de la pantalla. ¿Qué nos dice este paisaje sobre el mundo en que vivimos y sobre nuestros actos?, se pregunta Parreno. El resultado le resulta "hermoso y aterrador".
La instalación de El Almendral es la pieza central de una exposición espectacular y llena de híbridos entre la naturaleza y la tecnología, en la que no se sabe dónde termina una y comienza la otra. Hasta los bailarines dirigidos por el artista Tito Sehgal, estrella de la performance y colaborador habitual de Parreno, parecen robots con rostro humano. La visión del artista francés es transformar este terreno en una metonimia del planeta, un microcosmos donde observar los profundos cambios que sufre el ecosistema...
Álex Vicente. Múnich. El País, lunes 21 de abril de 2025.
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