Ducay y García se conocieron en la facultad y se hicieron muy amigas. En 2021 decidieron practicar lo filosófico lejos de las aulas y comenzaron a enviar una newsletter semanal sobre diferentes asuntos y lecturas. La cosa tuvo éxito y decidieron pasar al formato podcast (inspiradas por otro, Deforme semanal ), que grabaron artesanalmente en casa, con un móvil. "El 24 de noviembre, un día que yo tenía el corazón rotísimo e Inés vino a recogerme porque estaba desintegrada, compramos los Fragmentos en la librería La Central de Callao de Madrid", recuerda Ducay mientras repasa un cuadernito donde apunta todo lo relevante. Ahí también dice en letra manuscrita, que en enero de 2022 comenzaron a grabar, vertebrando las conversaciones con las figuras que utiliza Barthes en los Fragmentos: ausencia, exuberancia, abismarse... Y la cosa con ese tono cercano y coloquial de las que se conocen bien, sin imposturas radiofónicas ni intelectuales, acercando el pensamiento filosófico al oyente medio también tuvo éxito. Tanto que pasaron de su casa a Radio Primavera Sound y a congregar a gente organizando eventos, clubes de lectura y talleres. Mientras tanto el virus barthesiano se iba extendiendo.
¿Por qué Barthes? "¡Porque es el mejor!", bromean. "Barthes no estaba tanto en la conversación: creo que se le había ignorado desde la academia. En la universidad solo se leen sus textos de semiótica, la crítica literaria, los análisis de textos. En su día se dijo que no era serio que un académico del Collège de France hiciera un libro sobre el amor", ahonda García. Cuando se publicó en 1977, el libro, a pesar de no ser una lectura sencilla, fue un best seller en Francia: se vendieron alrededor de 100.000 copias. Una proeza para una obra de semiótica.
Tres años después, en 1980, Barthes semiólogo, crítico literario, pensador estructuralista, moría en París atropellado por una furgoneta de lavandería enfrente del Collège de France. Tenía 65 años. Durante su carrera había visto signos por todas partes, todo formaba parte de un sistema de signos. Sentenció "la muerte del autor": el texto era independiente de la intención de quien lo escribe, el lector tiene un papel activo en su interpretación. Y si todo es signo, todo se puede leer e interpretar. En sus Mitologías (1957), interpreta así la cultura popular, la moda, el deporte o la publicidad, también la masculinidad o la feminidad, y desvela las estructuras de poder subyacentes.
En los Fragmentos analiza el lenguaje del amor a través de fragmentos breves, que no siguen una narración convencional, donde examina los pensamientos, tensiones o emociones que rodean el enamoramiento, también las más desgarradas y dolorosas. "Barthes se centra en el amor pasional, el amor romántico no correspondido, y lo abstrae, es un sujeto que habla y un objeto amado", explica García. "Así construye un discurso que no es de nadie y es de todos".
"En la filosofía actual no hay grandes figuras", dice el filósofo José Luis Villacañas, profesor de la Universidad Complutense de Madrid. "No se logra despertar el interés de un pensamiento genuino, de modo que se mira atrás. Pero muchas figuras procedentes de Mayo del 68, como Foucault, Deleuze, Derrida, dan síntomas de agotamiento por haber sido demasiado frecuentadas. "Así que se recurre al segundo gran escalón de la filosofía en la segunda mitad del siglo XX: ahí está Barthes", añade el pensador.
El pensamiento de Barthes centrado en la interpretación de los signos, está para Villacañas completamente vigente en esta época en la que los textos generados por la inteligencia artificial son "planos, sumamente transparentes, clarísimos. Bathes nos devuelve a un texto que es inimitable por la IA". Lo mismo para las imágenes: "Barthes nos dijo que el punctum de una imagen(algo así como detalle que toca al espectador, en su libro La Cámara lúcida ) solo puede ser visto por quien pone ahí el centro de su corazón". La tecnología, desde luego, no tiene corazón. Por último también está vigente el interés de Bathes por las culturas orientales que se ve en su libro El imperio de los signos, que ahora se materializa, dice el profesor, en películas como Perfect Days o la serie Shogun...
Sergio Fanjul. Madrid. El País, martes 22 de abril de 2025.
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