Su propuesta no era de modo ortodoxo novela, ensayo, memoria, reflexión personal, poesía, aforismo, anotación, diario, sino más bien una mezcla de todo esto que unas veces se inclina hacia un lado y otras carga las tintas sobre otro. Para Semprún, aquello no resultaba innovador ni abría nuevas posibilidades narrativas, le parecía una más de las muchas petulantes pedanterías parisinas. Quignard se resta importancia y arguye que solo hace en cada momento lo que le place, desde hace tres decenios en su retiro de pueblo en Sens, departamento de Yonne, región de Borgoña.
Con la publicación de Morir de pensar -en traducción de Marta Cerezales Laforet; en Argentina ya había parecido en versión de Sivio Mattoni-, el sello Desvelo (ahora en el seno del grupo Almuzara) completa la edición en castellano de ese loco proyecto, ya que El niño Ingostadt (X), El hombre de tres letras (XI) y Horas felices (XII) ya se podían encontrar en los catálogos de El Cuenco de Plata y Shangrila. Desvelo se suma así a otros sellos que se han ocupado de su obra, a menudo no fácil de leer y vender.
En sus textos hay mucho de pensamiento, indagación del lenguaje, novela histórica, reflexión personal y rescate de personajes olvidados -de las artes, las letras, la política-, una miscelánea que fluye de forma sorprendentemente natural para tejer un relato filosófico inacabable con infinitas conexiones, pero siempre por la vía de lo fragmentario. Una característica que pervive cuando se trata de obras de marcada intención novelística como acaece, por ejemplo, en Carus (1979, su primera novela) y en El amor y el mar (2022, la última), ambas recientemente publicadas por Galaxia Gutenberg.
En Morir de pensar concluye que "la edad es la puerta de la belleza". Pero, ¿qué persigue Quignard tomo tras tomo? "Otra manera de pensar en el límite del sueño- replica-. Una manera de apegarse lo más cerca posible a la letra, a la fragmentación de la lengua escrita, y de avanzar descomponiendo las imágenes de los sueños, desordenando sus formas verbales, exhumando sus textos fuentes. ¿Qué extraña falsificación ocurre en el sueño? ¿En el dibujo que surge de los dedos? ¿En la lengua que gime? ¿En el pensamiento que alucina? ¿En la misma música?".
H.J.Porto. La Voz de Galicia, lunes 28 de abril del 2025.
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