jueves, 20 de octubre de 2016

Paul Verlaine. Buscando la paz en la destrucción

Novalis: Verlaine y Rimbaud
Paul Verlaine pertenece a esa clase de individuos que busca la paz en la destrucción. Todo lo tuvo y todo lo perdió por una buena causa: la de entregarse con desenfreno a una libertad entre fiera y destartalada. Había que estar en París a mediados del siglo XIX. Tener una familia de corte y confección burguesa a la que abandonar. Conocer a un joven poeta de 17 años (Arthur Rimbaud) que fumaba en cachimba y escupía contra el manual de costumbres respetables. Romper con tu programa de vida loco por anidar con este joven (cuando ya tienes treinta y tantos). Aceptar cada día según lo que debe ser: un síndrome de ansiedad. Ser maldecido por quienes desprecias  y saber que esa es una de la mejores corrientes que impulsan a un hombre. Había que llamarse Paul Verlaine (1844-1896) y ejercer el poder de escapar dando escándalo en la ciudad. Y dando también un poco de miedo. Vivir contra sí mismo fue su más alta conquista. La historia de este hombre es larga aunque su verdad es breve. Paul Verlaine, poeta simbolista, jefe de expedición de los plumíferos del país de sus días, entendió el malditismo como una bendición desde que lo dijese en un poema Baudelaire. No solo abandonó las cuartillas de adjetivos melódicos, sino que puso la poesía por delante de todas las cosas alimentando por la mañana su leyenda destruyéndola por las tardes. Vagabundeó por París, loco de amor por el "príncipe de los poetas", por el ladrón de fuego. Por Rimbaud. Abandonó a su mujer enferma (Mathilde Mauté) para seguir las huellas del muchacho que había escrito El barco ebrio. Se echó a los caminos en su busca. Lo halló en Bruselas y allí fundaron una salvaje comuna de dos...Están juntos. Se abandonan. Regresan. Mantienen un pulso de necesidad mutua que centellea como un revólver con todas las balas....El último de sus encuentros fue en Bruselas , en 1873. Era todo o nada... Rimbaud le dijo adiós al poeta grande. Regresaba a la casa familiar de Roche para recobrar la agonía de escribir Una temporada en el infierno , el libro con el volteará la poesía del siglo XX.... Los dos poetas marcharon juntos a la estación a por el tren que les iba  a separar. Pero en el andén en un ataque de ira Verlaine que apretaba el revólver que llevaba en el bolsillo hizo un gesto de amenaza contra su amigo. El juez lo condenó a dos años de prisión. Allí escribió 32 poemas a la velocidad de la inspiración súbita. Unos morales. Otros eróticos. Los demás casi místicos. Fueron incluídos en distintos libros: Sabiduría (1881), Antaño y hogaño (1884) y Paralelamente (1889). Solo una vez volvieron a encontrarse. Fue en Stuttgar y ya en 1875. Otro desastre. Y ahí sí jamás se volvieron a cruzar......
Antonio Lucas. El Mundo, domingo 7 de agosto de 2016

No hay comentarios:

Publicar un comentario