sábado, 22 de octubre de 2016

El château de Fontainebleau

El Palacio de Fontainebleau al sureste
de Paris.  Hemis (AWL)
Este pequeño municipio del departamento del Seine et Maine estará siempre ligado a su palacio, principalmente renacentista, y al arte y es, por su escasa distancia de París (apenas 55 kilómetros), su reputación burguesa y su espectacular bosque, uno de los consuelos favoritos de los parisienses y una depuradora escapada otoñal. Basta con acercarse a la Gare de Lyon y tomar un tren transilien (17 euros , ida y vuelta) en dirección Montargis para en 40 minutos , aparecer en la estación compartida por Fontainebleau y Avon. La reciente publicación de A mi, señoras mías, me parece (Acantilado) de Florence Delay, 31 relatos atravesados de fina ironía que reconstruyen la historia del palacio de Fontainebleau, nos anima a visitar este imponente monumento y sus jardines, rodeados hoy de 45.000 plantas, capricho de Francisco I, que a partir de un castillo anterior levantó en el siglo XVI una edificación abocada a albergar el arte más influyente de origen italiano hasta el punto de crear un estilo y una escuela propios: la escuela de Fontainebleau. Delay, escritora, actriz, traductora, guionista y, desde la año 2.000, miembro de la Academia Francesa, da vida y voz a las damas imaginarias y reales que adornaron las paredes y vivieron las fiestas, la lujuria, los antojos y algunas de las excentricidades del palacio, así como a los reyes que lo habitaron  y los pintores y artistas que crearon bajo su influjo... Así, de primeras sabemos que el nombre del palacio tiene su origen en el día en que un rey salió a cazar y su perro llamado Bleau se perdió. Como era favorito del monarca, los guardas lo buscaron con empeño hasta hallarlo junto a una fuente del bosque en la que, cansado del esfuerzo, bebía agua. "Y como nadie conocía aquella fuente, y les pareció que el perro era el primero en descubrirla desde entonces se llama Fuente de Bleau". Fontainebleau. El palacio (musee-chateau-fontainebleau.fr) ejerce de museo desde el sigo XIX, y en 1981 fue declarado patrimonio mundial por la Unesco. Residencia de reyes desde el siglo XII hasta la caída de Napoleón III en 1870, aquí vivieron 36 monarcas franceses y aquí se recibe a cerca de un millón de turistas al año....La entrada (11 euros) permite visitar los jardines, el palacio, el patio de la Fuente, el patio de los Oficios, la exquisita Puerta Dorada, el estanque de las Carpas (que precede al jardín inglés) y el Gran Parterre. Toda una experiencia que culmina en el despacho del emperador Napoleón III. Los Grandes Aposentos (grands appartements ) son uno de los recorridos más impactantes. La Galería de los Fastos y la Galería de los Platos rememoran distintos acontecimientos acaecidos en el palacio. Las salas renacentistas, el salón de baile y la Galería de Francisco I son algunos de los lugares más fotografiados. Las primeras conservan frescos y estucados elaborados por el italiano Rosso Florentino, uno de los primeros y más destacados exponentes toscanos del manierismo pictórico: el pintor al que Delay califica como extraordinario, el que no pretendía sorprender, porque era sorprendente. "Lejos de Miguel Ángel, cuya fuerza acuerda lo divino con lo humano, él acentúa, creo yo, su desacuerdo. La intrincación del amado claro y el amado oscuro". Nombrado rápidamente pintor ordinario del rey, el Rosso tuvo bajo su responsabilidad todos los edificios, pinturas y decoraciones de Fontainebleau. Cuando se suicidó envenándose, Enrique II y Catalina de Médicis lo sustituyeron por Francesco Primatticio.....
Use Lahoz.El País. El Viajero, viernes, 21 de octubre de 2016

No hay comentarios:

Publicar un comentario