domingo, 8 de octubre de 2017

Países vecinos, países distintos

Una clase dela escuela Mona Ozouf
Una de las primeras actividades que suelo hacer al iniciar el curso en mis clases es la comparación del horario escolar de cada clase con las correspondientes de un collège o lycée francés. Hoy los libros de texto y materiales de apoyo que empleamos, elaborados por un excelente equipo de profesionales, no solo nos permiten sino que nos estimulan a una metodología de observación de l'autre/ el otro, el que habla esa lengua que queremos hacer Una clase de la escuela aprender a nuestros alumnos, un juego de regards croisés/ miradas cruzadas. Llama la atención de nuestros alumnos que en las horas dedicadas al estudio de las lenguas extranjeras, denominadas vivantes, aparezca la opción de escoger una segunda lengua extranjera o une langue régionale. Lo que me obliga a una explicación de la configuración del territorio francés y la presencia de esas llamadas langues régionales en los curriculos escolares. Con la ayuda de los mapas digitales revisamos la división administrativa desde la commune/ el municipio, le département/la provincia hasta la Région/la comunidad autónoma. Haciéndoles ver las diferencias entre los dos países tan marcadas: el centralismo francés y la descentralización española, hoy en uno de sus momentos más críticos con la amenaza de la independencia de Cataluña.  Frente al inmovilismo francés por lo que se refiere a la configuración del territorio, nuestra historia ha sido mucho más agitada. Y no porque en Francia no existiesen antiguos reinos o territorios con lenguas antiguas tanto como las nuestras (el bretón, el occitano, el provenzal...) pero su presencia y su historia ha sido muy distinta a la nuestra. Les langues régionales no se estudiaban en les lycées franceses que yo conocí en los años 70. Tampoco en España. Pero en nuestro país fue una de las primeras reivindicaciones de la democracia con el restablecimiento de los Estatutos de Autonomía. Sin embargo siguieron ausentes de las escuelas franceses hasta los años 2000, no puedo asegurar la fecha, cuando surgieron corrientes de opinión que reclamaban su presencia. Por lo que se refiere a les Régions  que se delimitaron  en los años 70 para impulsar la economía de la periferia, sin poder político, no son comparables con nuestras Autonomías. Es más, se ha producido un movimiento a la inversa. En el último gobierno de F. Hollande y Manuel Valls, en 2014, se redujeron de 22 a 14. Es en estos términos cómo les presento a mis alumnos de 14 a 18 años una organización territorial diferente a la de nuestro país.
Mona Ozouf delante de la escuela pública que lleva su nombre.

Les he hablado en otras ocasiones de Mona Ozouf, escritora, historiadora, inte-lectual de un enorme prestigio en Francia, poco conocida, poco leída en España. Autora de uno de los libros que más he apreciado: Les mots des femmes/Essais sur la singularité française, (Fayard, 1995). De ella es también el interesantísimo  y muy recomendable para todos los que nos interesamos por las cuestiones que atañen a nuestra identidad, a nuestra lengua de elección en los casos en que dos conviven como maternas: Composition Frnçaise. Retour a une enfance bretonne/Composición Francesa. Regreso a una infancia bretona, (Gallimard, 2009/ Prensas Universitarias de Zaragoza, 2014). Es una combinación de relato autobiográfico y de ensayo, escrito además por una historiadora. Un diálogo constante a lo largo del libro entre la brillante universitaria y la niña que fue sobre su infancia, sobre las lenguas con las que convivía. Su camino posterior, el traslado a la ciudad, la Guerra, París, el compromiso , la ideología francesa por encima de su pertenencia bretona.


En el último capítulo de su libro, Mona Ozouf hace un recorrido por la historia de Francia para entender el triunfo de la composición francesa en la que el universalismo triunfa sobre el particularismo. Su estudio parte del inicio de la Revolución cuando se reúnen los Estados Generales el 17 de junio de 1789, dándose a sí mismos el nombre de Assamblée nationale, "une e indivisible". Un mes después la división departamental sería un golpe fatal para la diversidad local. En unos años se consuma la derrota de los particularismos. El 18 de junio de 1793, Robespierre justifica la expulsión de los Girondinos:"Un pueblo que tiene dos clases de representantes deja de ser un pueblo único." Michelet llamará a esos particularismos "fatalidades locales". Pero la Revolución no las había hecho desaparecer. Al contrario a partir de ella comienza un inmensa empresa de conocimiento del pasado que ilustra la revancha de lo concreto sobre lo abstracto. Nadie lo dijo mejor que Benjamin Constant: " Los intereses y los recuerdos que nacen de las costumbres locales contienen un germen de resistencia que la autoridad sufre a su pesar y que trata de erradicar". Con la III República la obsesión de la unidad nacional no ha desaparecido.Cuando Jules Ferry llega al poder su ideal es que pueda existir en Francia, frente al Estado, el contrapeso de una sociedad autónoma como en Inglaterra pero su impermeabilidad  a las diferencias etnográficas es total. Sin embargo algo se ha movido con el Tableau géographique de la France de Vidal de La Blache que presenta la diversidad francesa no como una amenaza sino como una fortuna. Esa articulación feliz de lo local y de lo nacional la encontramos en la escuela republicana. Tratamiento que contrasta con la violencia dispensada a las lenguas regionales.  Sigue siendo el punto espinoso cada vez que se somete a discusión. En junio de 2008 se introduce en el artículo primero de la Constitución esta formula: Las lenguas regionales pertenecen a su patrimonio". Una declaración, en nada prescriptiva que fue considerada sin embargo, por algunos, una agresión al Estado-nación. 

En la últimas páginas de su libro, la autora se plantea algunas preguntas de una punzante actualidad para el momento histórico que vivimos: ¿Es necesario oponer un republicanismo ligado apasionadamente a lo universal frente a particularismos considerados retrógrados? ¿Con qué condiciones combinar los apegos particulares y la exigencia de lo universal? ¿ En otros términos, cómo vivir felizmente la "composición francesa?  A lo que podríamos añadir:¿ Cómo vivir felizmente la "composición española"?

Carmen Glez Teixeira.


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